Telefónica vende sus edificios a precios un 25% superiores de lo previsto

Eduardo Calixto
Madrid

El plan de venta de edificios de Telefónica está resultando más lento de lo previsto, pero está obteniendo unas rentabilidades superiores a las esperadas. Según fuentes de la compañía, en cada venta se ha logrado un precio un 25% superior al calculado.
Según el informe de resultados trimestrales presentado ante la CNMV, durante 2002 Telefónica vendió 8 edificios, con unos ingresos de 58 millones de euros. Ya en 2003, y hasta el mes de junio, la compañía había materializado o firmado el contrato de venta de otros 68 inmuebles, operaciones que le han reportado 68 millones de euros.
Pero hay que tener en cuenta las ventas no concluidas que están cerca de llevarse a cabo. Así, la compañía estaba negociando en junio ofertas sobre otros 118 inmuebles, todos ellos “en proceso de cierre de contratos”, según las mismas fuentes, y con una perspectiva de ingresos de 153 millones de euros.
Incluyendo estas últimas cifras en el apartado de ventas de la empresa, los ingresos que ha obtenido Telefónica desde el inicio del plan ascienden a 471 millones de euros. Si bien es verdad que el plan aspiraba a obtener 811 millones de euros por la enajenación de 376 inmuebles en ese mismo plazo, también es cierto que la compañía únicamente ha vendido 194 edificios.
El retraso en la ejecución del plan de desinversión tiene dos justificaciones básicas por parte de la empresa. La primera es que “no hay prisa” y que los plazos que se dieron al principio eran “orientativos”. La segunda,y más importante, es que el plan se fundamenta en la idea de maximizar el valor del patrimonio inmobiliario, meta que se está consiguiendo, y para conseguir eso, Telefónica está dispuesta a incumplir cualquier plazo.
A pesar de que aún quedan 187 inmuebles de la segunda fase por vender, la compañía ha asegurado que el plan se ha ejecutado en aproximadamente el 50%.
La desinversión sigue adelante, y mientras unas fases se retrasan, otras se ponen en marcha, como es el caso de la tercera, que entró en funcionamiento a finales de agosto. Esta nueva etapa incluye edificios considerados singulares y su venta “no es tan fácil”, ya que están sujetos a recalificaciones.