LOS RETOS DEL MERCADO DOMÓTICO
Javier Bescós
Jefe de producto de Inmótica de ISDE
Estos momentos no hay nadie que sepa qué va a pasar con el mercado domótico en España. Hasta ahora todos los promotores vendían sus viviendas prácticamente sobre plano, pero con la crisis han visto la necesidad de volver a vender sus promociones, de realizar acciones de marketing y de diferenciarse de la competencia. Si la domótica consigue ser un elemento diferencial a un coste aceptable será posible rodear la crisis, por el contrario si no conseguimos dar esa imagen al promotor nos veremos arrastrados por la crisis de la construcción.
Hasta ahora menos del 10% de las viviendas nuevas instalaban domótica. Podríamos contrarrestar la bajada de viviendas construidas con el aumento del porcentaje de viviendas domóticas. No estamos en la misma situación que la industria del ladrillo o el hormigón, que verán bajar irremediablemente su producción con la caída de la construcción.
Por otro lado, si realizamos un símil con mercados más competitivos como el del automóvil nos damos cuenta que estos han adoptado como normal muchos avances electrónicos, ¿Por qué son normales los elevalunas eléctricos y no las persianas automatizadas; el ordenador de a bordo y no las pantallas táctiles en la vivienda; el control de consumo de gasolina y no el de energía o agua de la casa; las alarmas de avería del motor y no de inundación, humo o fuego en la vivienda?
Ante este panorama ISDE diversificó el riesgo tres o cuatro años antes de la crisis, mediante nuevas líneas de negocio, como la automatización de edificios y ciertos mercados verticales de automatización industrial. Otra de las políticas de diversificación fue abrir una línea comercial de exportación buscando la estabilidad del negocio.
Las empresas que hayan sido cautas y hayan seguido alguna de estas políticas podrán atravesar mejor la crisis. Todos los procesos de diversificación necesitan de una inversión complicada en estos momentos de crisis y lo peor es que el ciclo de construcción de un edificio y de recogida de beneficios es de al menos dos o tres años: un año de proyecto de ingeniería y licencias; un año y medio de construcción; y 180 días de pago de la promotora sin contar el periodo de adquisición de clientes.
Por último, es importante trabajar con protocolos abiertos. En un mercado como el domótico, parecido al de los antiguos PCs en el hecho de que existen ciertos estándares bajo los que trabajan muchas empresas, si un fabricante es arrastrado por la crisis es muy aconsejable poder migrar fácilmente a otro sistema. Sin embargo, si una empresa trabaja exclusivamente con un solo fabricante cerrado, la arrastrará con él obligándola a realizar una inversión de formación en otra tecnología y dejando sin repuestos, ni servicio a todos sus clientes y obras realizadas. En el caso de ISDE, trabajamos con el protocolo abierto LonWorks que por su potencia nos ha permitido crear las nuevas líneas de negocio y por ser estándar en todo el mundo nos ha facilitado la exportación a otros países.
Por lo demás el mejor consejo que se puede dar en este momento de crisis es tener sentido común: no arriesgar demasiado y asegurar todas las operaciones financieras.