Un museo ascético para el arte sacro

La ciudad alemana de Colonia ha cerrado una de las heridas de la Segunda Guerra Mundial, que aún eran visibles en pleno centro. Hace escasos días, se inauguraba el museo que expondrá la extraordinaria colección artística de la archidiócesis de la ciudad. El edificio que albergará esta muestra de forma permanente se ha levantado sobre los restos de la Santa Kolumba, una iglesia arrasada durante los intensos bombardeos que asolaron la ciudad entre 1942 y 1945.
Después de 60 años de recuerdo de tanta desolación, la Iglesia decidió poner en valor el solar. La archidiócesiss local encargó al arquitecto Peter Zumthor un gran edificio en el que organizar exposiciones de arte sacro. El proyecto ejecutado consiste en un gran edifico de apariencia sólida e imponente. Los materiales utilizados por el arquitecto suizo son de gran sobriedad. Muros de ladrillos grisáceo, ventanas con marcos metálicos e interiores de mortero, escayola y terrazo configuran un espacio de ascesis y reflexión a través del arte.
El nuevo Museo Diocesano soluciona la iluminación de las 16 salas expositivas con vanos que se abren en todas sus fachadas, para recoger la luz solar, sea cual sea el momento del día. Los grandes ventanales se alternan con "muros filtro" que tamizan la luz a través de decenas de pequeñas aberturas.
Uno de los efectos que llaman más la atención es el mestizaje de estilos. Los restos góticos tardíos de la antigua iglesia forman parte del conjunto moderno. Grandes superficies de ladrillo se alternan con arcos ojivales de toba y basalto, en un intento por compendiar en una sola obra dos mil años de patrimonio artístico cristiano. Las obras han tenido gran complejidad técnica, ya que se ha trasladado entera una pequeña capilla que se había reconstruido en 1945 para contener una imagen mariana que salió indemne de la hecatombe bélica.
El encargo de Peter Zumthor confirma al arquitecto suizo como uno de los principales exponentes actuales de la arquitectura "espiritual". Sus obras -entre las que se cuentan la capilla Saint Benedict, en una pequeña aldea del Rhin, o el conjunto termal de Graubünden (Austria)- recurren a menudo a líneas minimalistas y austeras, creando espacios interiores íntimos y discretos, buenos para la relajación y la reflexión. Los propios adjudicatarios del Museo Diocesano Kolumba se muestran satisfechos con los resultados obtenidos y afirman que "a pesar del respeto que merece su ubicación y la seriedad de su contenido, Kolumba emana serenidad e invita a la alegría".