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Castro lanza un salvavidas a la construcción

El lugar, el Palace; el auditorio, unas 500 personas; y un grupo de invitados ilustres, entre ellos cuatro ministros; el de Trabajo, Celestino Corbacho, la de Vivienda, Beatriz Corredor, la de Administraciones Públicas, Elena Salgado, y el de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, oficiando este último de presentador del conferenciante, un Pedro Castro que en su calidad de presidente de la FEMP aprovechaba el “púlpito” del Forum Europa para reclamar la construcción de 150.000 viviendas protegidas para combatir la actual crisis económica.

Una apuesta que la FEMP ha explicitado ya en acuerdos con la Asociación de Promotores y Constructores (APTC), el G-14 Inmobiliario y los sindicatos, pero que está pendiente de pactos con las autonomías y de la bendición de la titular del Ministerio de Vivienda. Y claro, para ello la ocasión la pintaban calva el pasado martes.

Desde la mesa central, la flamante ministra del ramo, Beatriz Corredor, escuchaba complacienteel reto lanzado por Castro para que sea ella quien lidere el proyecto de “salvación” del sector inmobiliario y de los puestos de trabajo que lleva aparejado. Y ahí un guiño a otro ministro, el de Trabajo, Celestino Corbacho, ex munícipe de postín con el que el alcalde de Getafe ha compartido mesa y mantel para diseñar con Alvaro Cuesta, secretario Federal de Política Institucional del PSOE (presente también en el acto), la estrategia municipalista del partido.

Un balón de oxígeno el que el presidente de la Federación de Municipios y Provincias quiere brindar a la construcción, que no fue óbice para que Castro arremetiera abiertamente contra el aumento de los precios de vivienda protegida dictado por algunas comunidades autónomas, entre ellas la de Madrid, representada únicamente y exclusivamente en el acto del Forum por la presidenta de la Asamblea de Madrid, Elvira Rodríguez.

Castro, que supo lucirse más en el coloquio posterior que en el discurso formal, básicamente municipalista, no desaprovechó tampoco la presencia de Elena Salgado (que compartía risas y confidencias con el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón), para reclamarla a la siempre prometida y nunca realizada segunda descentralización para esta legislatura.

A Corbacho, más circunspecto en el gesto que el restó de ministros, le pidió que eche una mano a los ayuntamientos con la inmigración, que en algunos municipios supone el 25% de su población. Claro que ya puestos a pedir, el regidor getafense pidió al presidente Zapatero que haga un hueco en su agenda para recibirle y plantear en serio la reforma de la Administración Local.

Con diplomacia y largos capotazos se enfrentó el alcalde de Getafe a las preguntas del auditorio, aunque interpelado por sus relaciones con el personaje estrella de la política de esta temporada, Esperanza Aguirre, no le quedó más remedio que admitir que no tiene tan buen “feeling” con la actual jefa del Ejecutivo autonómico como en su día lo tuvo con Gallardón cuando éste reinaba en la Real Casa de Correos: “No es que me lleve mal con la presidenta, es que no dialogo”. Y para rematar la faena dejó caer que con el alcalde capitalino “tengo un compromiso que no puedo hacer público, porque él me ha pedido que no lo diga para no comprometerle” lo que se dice un "cariño" que traspasa fronteras políticas.

La otra perla que regaló el presidente de la FEMP a los asistentes llegó en su respuesta a sí cree necesario reformar el Estatuto de Autonomía madrileño tal y como propone su jefe de filas del PSM, Tomás Gómez, también presente en el acto y que a buen seguro sintió las furtivas miradas que Simancas y Porta lanzaban desde una mesa aledaña a la suya. Nuevo Estatuto sí vino a decir Castro, pero por consenso y sin veleidades de tinte nacionalista. La guinda la puso con un lacónico ¿por qué no? o ¿por qué sí?, que tan de moda ha puesto Aguirre, para responder a la implantación de una policía autonómica madrileña.
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