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"Todavía hay partido" en la sucesión de Rajoy

En algunas redacciones de medios de comunicación madrileños, afines a la derecha, se brindaba casi con champan el lunes post Semana Santa. Esa misma mañana, el vicepresidente Nacho González acudía en persona a Telemadrid para anunciar lo que ya daban en portada todos los periódicos: La Comunidad de Madrid paraba el proyecto estrella de Alberto Ruiz-Gallardón, el eje Prado Recoletos, y le sometía a un año de consultas populares y medioambientales, o lo que es lo mismo, o se somete a los designios de la presidenta Esperanza Aguirre o el proyecto simplemente no se hace en esta legislatura.

Los partidarios de Aguirre que se habían quedado fríos y paralizados tras el anuncio de Mariano Rajoy de seguir como presidente y candidato del PP, a pesar de su "dulce derrota", y el anuncio de Aguirre de no presentar batalla, volvían a renacer con la nueva batalla planteada contra Gallardón. "Todavía hay partido", anunciaban gozosos, porque de aquí al Congreso de Junio, Rajoy tiene que decidir si en su equipo entra Gallardón o Aguirre.

Superado el trauma, la cuestión que ahora se va a debatir es quien de los dos líderes queda mejor colocado para ser el posible candidato del PP en las elecciones de marzo de 2012, o antes si por alguna causa se adelantan los comicios. Nadie se cree en el partido liberal conservador que Rajoy vaya a repetir por tercera vez frente a Zapatero, por mucho que el actual presidente del PP lo proclame a los cuatro vientos. Otra cosa es que pretenda dirigir su propia sucesión y no estuviera dispuesto a que la sede de Génova se convirtiera desde el día siguiente de las elecciones en una fortaleza sitiada por varios ejércitos enemigos entre sí para hacerse con el poder.

Blanco no quiere un "sindicato" de "alcaldes"
En el campo contrario, el Partido Socialista de Madrid (PSM), los militantes asistían atónitos a la resurrección de Rafael Simancas, que obligado a dimitir tras su fracaso en las autonómicas de mayo de 2007, sacaba pecho como diputado número diez de la lista de Zapatero y, sobre todo, colocaba a su número dos, Ruth Porta, compañera de fatigas, como portavoz adjunta del Senado, cuando todo el mundo había anunciado que el nuevo secretario general del PSM, el alcalde de Parla, Tomás Gómez, había querido incluso sacarla de la Cámara Alta, donde está como representante de la cuota autonómica.

Ya lo habíamoss anunciado aquí, en esta columna, cuando se conoció la lista completa de Zapatero por Madrid: Simancas no sólo encontraba un cobijo para lamerse sus heridas, sino que podría convertirse en uno de los diputados más aguerridos del socialismo en esta legislatura que ahora comienza. Tiene el apoyo de La Moncloa, pero sobre todo del propio secretario general de Organización, el poderoso José Blanco, al que no le convence nada lo que él llama el "sindicato de alcaldes de Madrid", que apoyó la sucesión de Simancas por el alcalde de Parla, el edil más votado de la última campaña electoral municipal de mayo de 2007.

Blanco -que guió en gran parte los pasos de Simancas directamente y a través del ex secretario de organización del PSM, Andrés Rojo, miembro del comité Federal- está muy agradecido por la labor realizada en la desarticulación del acostismo (guerrismo madrileño). "Patada en el culo" a Tomás Gómez, anunciaban exageradamente los dirigentes socialistas más agoreros. Ya Joaquín Leguina, ex presidente de la Comunidad, había denunciado durante la campaña que Simancas le estaba haciendo la cama a Gómez, pero todos se resistían a creerle.
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