pasaba por allí/Olga Heras
El precio de la piel de IU
Los peligros que se cernían sobre IU se alejan con la conquista de Madrid

Santa Engracia ha ganado la partida electoral a Ferraz. Rafael Simancas, pasando del cero al infinito en su liderazgo, ha devuelto la ansiada presidencia de la Comunidad de Madrid al socialismo madrileño, en reñida contienda con el PP (un diputado separa al gobierno de coalición de los populares, fuerza vencedora en los comicios) y apagando de paso el brillo estelar de su compañera Trinidad Jiménez (a quien supera en 20.000 votos en territorio capitalino), que ha pasado, contra todo pronóstico, a estar colocada ahora bajo la tutela del secretario general de la Federación Socialista Madrileña.
Pero si Rafael Simancas ha logrado salvar los muebles tanto política como internamente en su organización, otro tanto cabe decir del coordinador regional de IU, Fausto Fernández, a quien cualquier desliz en las urnas le hubiera procurado una revuelta interna para alejarle de la jefatura de la coalición. La obtención del gobierno de la Comunidad de Madrid aleja, sin embargo, los peligros que se cernían entorno a ambos dirigentes, cuyo precario liderazgo, sobre todo en el caso de IU, estaba condicionado a la capacidad de gestionar la región.
La debacle autonómica de Izquierda Unida hubiera supuesto prácticamente su extinción, tal y como se presagiaba al comienzo de la precampaña, pero por el contrario la coalición ha logrado estabilizar el voto de los anteriores comicios y convertirse en la clave del gobierno regional, gracias en parte a haber fagocitado en sus filas una gran parte del voto de las protestas ciudadanas.