"La Comunidad Valenciana necesita más suelo para que el precio de la vivienda se contenga"
Francisco Murcia Puchades
Mayte Pozuelo y Marta Penide
lunes 20 de octubre de 2014, 14:42h

Francisco Murcia Puchades nació en Valencia hace 41 años y desde siempre ha convivido con el mundo inmobiliario. Su abuelo ya era promotor y sus hijos continuaron con la actividad. Así, en 1987 crea en la localidad alicantina de Benidorm, junto con sus tres hermanos, Grupo Inmobiliario Murcia Puchades, comprando suelo a la familia y a otras empresas del sector y desvinculándose de la empresa familiar. A finales del pasado mes de noviembre, los socios de la Asociación de Promotores Inmobiliarios de la Provincia de Alicante le eligieron presidente de esta entidad.
- ¿Nos podría ofrecer una definición global de lo que es la Asociación Provincial de Promotores de Alicante?
- Es una organización empresarial de ámbito provincial que reúne a la mayoría de las compañías promotoras que trabajan en la provincia de Alicante. Lo que nos diferencia del resto de las asociaciones es que nuestra actividad tiene una trascendencia social, además del lógico impacto económico. Pero, sobre todo, lo que destacaría de nuestra asociación es el rigor en el trabajo, la independencia y la transparencia. Rigor, en cuanto a que cualquier petición que nosotros efectuamos a la administración autonómica o local siempre va apoyada por un análisis profundo de nuestra junta directiva; independencia a cualquier nivel, ya sea político o incluso en el ámbito interno; y transparencia en todos los sentidos.
- ¿Cómo ha llegado a la presidencia de Provia?
- La verdad es que no he llegado, si no que me han llevado. El anterior presidente de Provia, José Antonio Fernández Gallar, tuvo que dejar su cargo porque ahora está desarrollando proyectos emblemáticos en la ciudad de Madrid. Como yo era el vicepresidente, los compañeros de la asociación me pidieron que, de alguna forma, arrimara el hombro. Por ello, en la junta extraordinaria de finales del mes de noviembre del año pasado se me nombró presidente de Provia y tomé posesión del cargo el 17 de febrero de este año.
- ¿Qué ventajas tiene para un promotor pertenecer a esta asociación?
- Hoy cualquier empresa de cualquier sector necesita mucha información, prestar especial atención a la formación del capital humano y defender una serie de intereses que son difícilmente manejables a nivel individual. De ahí que Provia disponga de convenios, colaboraciones con grandes beneficios para las empresas asociadas y fragmente anticipadamente mucha información a todos los asociados, por ejemplo todos los meses enviamos información a los asociados o se organizan cursos de formación.
- ¿Qué relación se establece entre Provia y la Consejería de Obras Públicas de la Comunidad Valenciana?
- Tenemos una excelente relación, sobre todo en los últimos años, sin descartar las lógicas tensiones de algunos momentos. Hemos tenido mucha suerte, no sólo con el consejero actual, José Ramón García Antón, sino también con los responsables de la Dirección General de Arquitectura y Vivienda y de la de Urbanismo, que son con los que habitualmente tratamos.
- ¿Qué opinión le merece la Ley Reguladora de la Actividad Urbanística (LRAU) valenciana?
- La LRAU ha sido una magnífica norma. La demanda de vivienda en la Comunidad Valenciana es mucho más alta que en el resto de España y el mercado ha sido capaz de atender en gran medida esa oferta, consiguiendo que los precios de las viviendas se mantengan en los niveles más bajos del país. Todo ello, gracias, principalmente, a que la existencia de esta ley ha permitido poner suelo en el mercado con cierta facilidad.
Pero, una vez valorada positivamente la normativa regional, y después de los años de experiencia que hemos tenido, ha llegado el momento de hacerle unos retoques en dos sentidos. En primer lugar, estableciendo medidas que, de alguna forma, protejan más los intereses individuales de las personas afectadas por un programa. Y, en segundo lugar, es necesario establecer nuevos mecanismos de agilización, pues, con el paso del tiempo, la propia burocracia del sistema se ha encargado de ir creando "semáforos o tapones" al desarrollo de la tramitación urbanística.
- ¿Y qué opina de la Ley de Ordenación del Territorio (LOT)?
- Es también una buena normativa. En general, creo que todas las leyes que está sacando el Gobierno valenciano son positivas para nuestro sector. Todas ellas ayudan a que éste se profesionalice y que se limpie de gente que llega esporádicamente.
- ¿Qué diferencia al sector inmobiliario de la Comunidad Valenciana del de otras regiones españolas?
- La Comunidad Valenciana tiene una característica que la distingue de otras regiones, esto es, el gran peso que tiene la vivienda turístico-residencial. El peso que tiene en esta comunidad autónoma la vivienda turística es tan fuerte que las curvas demográficas influyen mucho menos en la demanda. Esto es así porque en Alicante, Castellón y Valencia, además de tener la demanda natural por la demografía, tiene mucha demanda procedente de Europa y del resto de las comunidades autónomas españolas.
- ¿Cuáles son los principales problemas a los que se enfrenta el empresario a la hora de construir?
- Puede surgir de todo, desde un interdicto hasta una actuación de la administración que nos lleve a retrasar o paralizar la obra. Pero destacaría dos problemas esenciales, como son la escasez de suelo y la enorme burocracia que implica lentitud y, por tanto, mayor coste, así como el riesgo que supone que, en ocasiones, se deba aceptar decisiones de la administración injustas pero que no pueden ser recurridas ante los tribunales, porque ello supondría un retraso en la entrega de las viviendas y en los compromisos contraídos, lo que nos arruinaría.
- Con el 'boom' de la construcción que experimenta en la actualidad la región valenciana, ¿cree que, realmente, hay suficiente demanda para la gran oferta inmobiliaria existente?
- Creo que en la Comunidad Valenciana existe un potencial de demanda tremendo, sobretodo, del tipo de vivienda turística. Por ello, yo hablaría de si hay oferta suficiente para atender a esa demanda y evitar un incremento de precios desproporcionados. La solución para esto es que haya más suelo en el mercado y, consecuentemente, más agilidad a la hora de los trámites urbanísticos por parte de la administración. Nuestra región necesita agilidad para tener suelo y necesita mucho suelo para que el precio de la vivienda se contenga.
- Actualmente el debate del precio de la vivienda en España está en primera línea, ¿podría hacernos una valoración al respecto?
- La actividad inmobiliaria tiene una cierta trascendencia social y, evidentemente en épocas electorales, todos los partidos políticos hacen un uso electoral de la vivienda. Yo insisto, una vez más, en la existencia de la ley de la oferta y la demanda. Las tarifas telefónicas bajan cuando tenemos la elección de contratar con distintos operadores, o en el caso de la energía eléctrica que se reduce cuando se introduce competencia, así como la posibilidad de elegir empresas suministradoras, es decir, hay oferta suficiente. Esto mismo ocurre en la vivienda, cuanto mayor sea la oferta, más capacidad tendrá la demanda para poder elegir y, por tanto, se reducirá el precio final para el usuario. El mecanismo para poder ofrecer viviendas a buen precio es que exista la materia prima, el suelo, y para eso se tienen que adoptar medidas de agilización por parte de las administraciones.
- ¿Qué opinión le merece la afirmación que dice que los empresarios de la Comunidad Valenciana, concretamente los alicantinos, sufren el "síndrome de Peter Pan"?
- En la Comunidad Valenciana existen muchas empresas familiares pequeñas a las que les cuesta cambiar la mentalidad y estar atentas a los cambios de nuestro sector. Esto es importante porque, en Valencia, Alicante y Castellón ha habido una reurbanización muy grande. A nuestras tierras han llegado una gran diversidad de empresas que están trabajando a nivel nacional y que por su enorme tamaño en comparación con las existentes en la provincia de Alicante, están gestionando paquetes de suelo muy grandes. Por tanto, las pequeñas empresas regionales, al final, van a tener que acabar comprando suelo a las más grandes, que son las que lo están gestionando y quienes les venderán el suelo residual que no les interese y, por supuesto, haciendo negocio. Todo esto, es un problema que debemos solventar tratando de conseguir que las empresas no foráneas se mentalicen de que van a tener que unirse entre ellas para poder abarcar proyectos que, de otra manera, no podrían. Además, tendrán que pensar en abrir sus puertas a nuevas fronteras.
- ¿Se atrevería a augurar el futuro urbanístico de la Comunidad Valenciana de aquí a cinco años?
- Sinceramente, creo que es excepcional. Tenemos unas condiciones climatológicas envidiables, y una calidad de vida, de precios residenciales, una serie de comunicaciones, estabilidad, etcétera, que nos permiten ser optimistas. No obstante, no estamos solos en el mundo, sino que hay competencia y todo depende de que nuestros gobernantes sepan cuidar, mejorar y, en definitiva, aprovechar este enorme potencial que tenemos.