DIFERENCIAS AUTONOMICAS EN LA GESTION
Teodoro Martínez
Las diferencias entre las comunidades de vecinos de cada provincia complican cada vez más el trabajo de los administradores. Gracias a programas informáticos específicos para la gestión de fincas, éstos ven aliviada su tarea de gestionar comunidades con tan diversos sistemas de trabajo.
Vecinos ruidosos, propietarios que no pagan las facturas, desperfectos de los que nadie se hace responsable… La convivencia en las comunidades de vecinos no es, por lo general, ni mucho menos, tranquila. Los administradores tienen que lidiar día tras día con vecinos descontentos que esperan de ellos una solución rápida y eficaz.
El año pasado, más de un millón de españoles cambiaron de residencia dentro del país. De éstos, el 31,1% se mudaron a otra Comunidad Autónoma. Es decir, se vieron obligados a enfrentarse a las molestias típicas que supone un cambio de domicilio: nuevo trabajo y colegio para los niños, el engorroso traslado de los muebles, moverse en una ciudad extraña… y, además, adaptarse a un nuevo entorno vecinal.
A un vecino de Madrid que se traslade a Galicia, por ejemplo, probablemente le cueste entender que en esta Comunidad la calefacción central del bloque de viviendas disponga de contadores individuales para cada vecino. En la capital, por el contrario, el coste de este sistema se abona entre todos los propietarios equitativamente. Los contadores individuales registran solamente los gastos de agua y luz de cada vecino.
Pero esta situación no es exclusiva de la Comunidad gallega. Como en muchos otros ámbitos, las comunidades autónomas de la península son ricas en diversidad y las costumbres de cada agrupación de vecinos pueden variar según la situación geográfica de la provincia en cuestión. Con la llegada de una importante cantidad de veraneantes madrileños que han fijado su segunda residencia en el Levante español, por ejemplo, se ha importado el sistema de la capital a la costa levantina, donde los propietarios pagan a la comunidad una cantidad diferente cada trimestre, en función de los gastos reales realizados en esos tres meses. En Madrid, sin embargo, se abona una cuota fija mensual.
Esto puede acarrear, por una parte, situaciones de inestabilidad económica en los vecinos, que pueden verse sorprendidos ante la cantidad a pagar y declararse insolventes, agravando la no siempre amigable relación entre propietarios. Por otro lado, supone una dificultad añadida para el administrador levantino acostumbrado al anterior sistema.
Afortunadamente, hoy día existen soluciones informáticas que ayudan a los administradores a superar esta diversidad de forma sencilla. Hay empresas que ofrecen en un único programa informático opciones para dar solución a las diferentes problemáticas que se dan en las distintas regiones. Un mismo programa de gestión de fincas es capaz de trabajar con plantillas diferentes configuradas para cada tipo de gestión. Estos productos informáticos adaptados a la diversidad existente facilitan considerablemente la tarea de los administradores, ya que les permite realizar su trabajo de una manera más homogénea y ordenada, y también más eficaz. Además, el manejo de estos productos es muy sencillo porque no exigen conocimientos informáticos específicos.