La sanidad madrileña
Es innegable el esfuerzo que el Gobierno de la Comunidad madrileña está realizando en materia de Sanidad. Pero este esfuerzo, que hay que valorarlo positivamente, sigue siendo del todo insuficiente. Nuevos Hospitales y Centros de Salud están siendo puestos en servicio. Esperanza Aguirre prometió que en esta legislatura se construirían cincuenta edificios de atención primaria.
Hasta el pasado viernes se habían puesto en marcha nueve, y, de forma oficial, la Presidenta inauguró cinco en un solo día: los de Mirasierra, Aravaca, Latina, Móstoles y el barrio de San Fermín.
Estos edificios necesitan unas cuantiosas dotaciones en equipamientos y, sobre todo, en personal. Se avanza por este lado, pero avanza a mayor ritmo el aumento de la población, que ha alcanzado cifras espectaculares con la masiva llegada de inmigrantes a nuestra región. Hacer frente a este problema requiere una multiplicación de los servicios que exige un esfuerzo presupuestario difícil de alcanzar. Las transferencias del Estado a la Comunidad en este capítulo no creo que hayan tenido en cuenta la magnitud del crecimiento en Madrid. Nuestros responsables autonómicos se esfuerzan en optimizar las instalaciones y servicios para combatir las listas de espera, abriendo quirófanos por más tiempo.
La polémica entre el Gobierno regional y la oposición sobre los plazos de las listas de espera puede ser interesante a efectos dialécticos, pero no se puede negar que los plazos se van reduciendo, y que la colaboración de la sanidad privada está permitiendo acortar el tiempo desde que se diagnostica el paciente hasta que llega al quirófano.
Los avances tecnológicos producen una Sanidad cada vez más eficaz, pero también cada vez más cara. El difícil equilibrio entre lo que realmente se necesita y lo que se puede disponer no puede lograrse simplemente con un ejercicio de voluntarismo. El problema es más complejo de lo que parece. Podemos pedir más presupuestos y más eficacia. Lo que no podemos es pedir imposibles.