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La contraportada

Un desafío tecnológico al destino

Mónica Figueres/ Venecia

lunes 20 de octubre de 2014, 14:42h
Cuando eligieron el nombre de La Fenice, como homenaje al ave Fénix, para uno de los teatros más importantes de Venecia, posiblemente no eran conscientes de que estaban predestinando el futuro de este edificio, que ha vuelto a resurgir de sus cenizas una vez más. El 15 de diciembre, el coliseo abrió de nuevo sus puertas y sus salas se volvieron a llenar de aficionados a la lírica y miembros de las altas esferas de la política y la cultura de todo el mundo.
El primer incendio de La Fenice, en 1836, redujo a cenizas toda la estructura del teatro, que fue reconstruido años más tarde. Pero más de un siglo y medio después, en 1996, las llamas volvían a hacer desaparecer todo lo que había en su interior y una parte importante de su exterior. En esta ocasión, la técnica ha decidido desafiar al destino; los ingenieros del proyecto han hecho un gran esfuerzo para instalar un sistema anti-incendios lo más seguro posible. Así, entre los adornos del techo de las salas del inmueble se esconden rociadores de alta tecnología y un sistema complejo de detectores de humo y de altas temperaturas, cuidando siempre una discreción que conserve la imagen del edificio del siglo XVIII, como fue en sus inicios: “Dov’era e Com’era”, lema que ha seguido en todo momento la constructora que ha llevado a cabo los trabajos.

El último incendio de La Fenice fue provocado por dos electricistas que se retrasaron en los plazos de una instalación y quisieron evitar la multa que se les avecinaba por incumplimiento de contrato. No eran conscientes de que su “idea” iba a reducir a escombros bustos de yeso, cortinas de seda y decoraciones de madera de gran valor. El cielo de tonos dorados y azul celeste de La Fenice también se derrumbó consumido por las llamas; el salón recibidor, de tonos verdes y rosados, perdió sus paredes, sus lámparas, sus adornos y su glamour en pocos segundos.

Reconstruir todas estas salas no ha sido una tarea fácil. No había planos de la estructura, que estaba hecha de madera, así que las fotos fueron el material básico que tuvieron que seguir los redactores del proyecto. Además, los problemas que surgieron con las adjudicaciones y la falta de fondos, que finalmente aportaron el Gobierno italiano y donantes de organizaciones culturales de todo el mundo, retrasaron el inicio de los trabajos durante varios años.

La reinauguración de La Fenice ha consistido en un ciclo de conciertos, que ha durado toda la semana pasada, en los que han intervenido Ricardo Mutti, que dirigió en la apertura del teatro la obra de Beethoven “La inauguración de la casa”; la Filarmónica de Londres; la academia romana de Santa Cecilia; la orquesta Fenice; Elton John; la Filarmónica de Viena y la de San Petersburgo. Los asistentes eran en su mayoría invitados de honor y abonados del teatro, pero no faltaron los aficionados y curiosos que compraron su entrada en la subasta que se organizó por Internet con un precio de salida de 2.500 euros.
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