
El tiempo perdido
La noticia que más se ha transmitido y publicado en los últimos meses ha sido la de la retirada del crédito por parte de las entidades financieras. Una retirada que se ha producido en el crédito al consumo, en la financiación de las empresas, así como también en la financiación hacia el sector inmobiliario, tanto hacia los promotores como a los particulares.
Y a esa noticia le ha acompañado la manera de conseguir que ese crédito volviera y cómo esa vuelta resolvería los problemas financieros y la crisis total que han traído con ellos desde que estallara la llamada crisis de las hipotecas basura en Estado Unidos hace ya casi dos años.
El Gobierno que preside José Luis Rodríguez Zapatero quiso transmitir a la sociedad que, con la compra de activos a las entidades financieras, provocaría que estas inyectaran ese dinero que recibían de vuelta a la sociedad. Pero no ha sido así. Algunas entidades han tenido acceso a ese capital del Estado pero la financiación sigue desaparecida.
Ya ha pasado el tiempo de las palabras y de las promesas. Es momento de tomar lo que, vulgarmente se dice, el toro por los cuernos y adoptar soluciones realistas que resuelvan los problemas. Y una primera apuesta, en lo que al sector inmobiliario se refiere, es el acuerdo firmado hace unos días entre el Banco Santander y la Asociación de Promotores Constructores de España (APCE) para tratar de dar salida a los pisos de promotoras financiadas por la entidad. La palabrería no basta para arreglar los problemas y, para conseguirlo, hay que hacer algo. El tiempo dirá si este acuerdo sirve o no pero, por lo menos, es un paso que debe servir para abrirlos ojos al resto de entidades financieras.
Los mensajes que se han transmitido sobre las bajadas de los precios de las vivienda y el tramo que, según algunos, falta por bajar transmiten un mensaje equívoco que provoca que muchos consumidores con capacidad de compra se retraigan y los problemas aumenten. Y noticias como las del acuerdo que hablan de bajadas reales, no supuestas, de hasta el 20% sobre la valoración realizada en el momento de la concesión del crédito al promotor de los pisos y de financiación por la totalidad de la compra, suponen una llamada al optimismo. Y suponen también una llamada a la esperanza para las empresas que reciben el mensaje de que pueden dar salida al stock de viviendas que tienen acumulado.
Sólo hace falta que el resto de entidades financieras se apunten a esta medida y que sean parte de la solución del problema que contribuyeron a crear. No es posible que las entidades, al menos en parte, hayan desaparecido del mercado de la financiación y no den la cara. Hay que recuperar el tiempo perdido y contribuir a que se reactive la compra de viviendas y del resto de productos inmobiliarios. Y los promotores también tienen que poner de su parte y tratar de ajustar los precios aunque mengüen los beneficios. Es mejor ganar menos que acabar perdiéndolo todo por no poder aguantar los costes financieros. Esto es una tarea de varias partes en las que todos deben arrimar el hombro. Y en esta parte también hay que dar su parte a las administraciones públicas que pueden contribuir en el plano de la fiscalidad y en el respaldo a la financiación.
Y para las entidades financieras mejor resultará conceder financiación a compradores solventes que negarla por sistema y continuar con la acumulación de patrimonio inmobiliario al que cada vez darán salida con mayor dificultad. Promotoras inmobiliarias y entidades financieras tienen un problema común y juntas deben tratar de resolverlo. Banco Santander y la APCE han abierto un camino que pueden seguir el resto de entidades y al que deben añadir otras soluciones con imaginación e innovación. Y el que se quede parado a esperar a que otros le arreglen el problema, lo más normal es que se encuentre con un camino sin salida y con muchísimas dificultades para recuperar la trayectoria correcta.