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Javier García-Renedo Martínez

Un nuevo modelo de crecimiento

Presidente de la Asociación Española de Centros Comerciales
La crisis financiera internacional y sus consecuencias en las economías nacionales, en especial en la española, provocando una importante contracción del crecimiento y posterior pérdida de puestos de trabajo, con el desplome del sector inmobiliario y la caída del consumo, nos sitúan en una encrucijada histórica que demanda un cambio sustancial que para muchos analistas conforma la llegada de un nuevo sistema y, por tanto, abordar otro modelo de crecimiento.

La actividad inmobiliaria, conjuntamente con la construcción, ha llegado a representar casi un 20% del PIB español, en una etapa excepcional producto de varios factores convergentes, como la llegada masiva de fondos europeos, prolongada estabilidad económica y crecimiento sostenido de la economía y del empleo, con el subsiguiente efecto llamada para la inmigración.

Pero la década de crecimiento espectacular ha dado paso a dos años largos de crisis económica que afecta al conjunto de la actividad y que demanda reformas profundas e intentar la convergencia real con la Europa más desarrollada, aún sin culminar en plenitud.

Por tanto, la promoción de viviendas puede volver a encontrar su equilibrio de forma que se puedan cubrir necesidades vitales de mejora como lógica aspiración de las jóvenes generaciones de población que, tal vez sin saberlo, se convertirán en motor de los nuevos ciclos inmobiliarios residenciales. En esta nueva etapa, la construcción tendrá un papel concreto, menos espectacular, aunque más sólido y homogéneo, más parecido al conocido en los países socios del Area Euro.

Habrá que apostar desde las administraciones por el apoyo del alquiler, que tendrá igualmente, mayor peso en el sector residencial en el caso español, que como es sabido parte de cotas muy bajas, por lo que se convertirá en un elemento muy dinámico en el futuro inmediato.

Es preciso un esquema de apoyo decidido, no solo de las instituciones públicas, sino también de todos aquellos instrumentos de financiación más adaptados a la maduración de los proyectos y con un control más exhaustivo de los mercados por parte de las autoridades económicas europeas.

En este esquema, el cambio de modelo demanda adoptar actitudes de vanguardia, ya que para acertar con la inversión es preciso diseñar proyectos globales que permitan combinar la dosis justa de equilibrio, oportunidad e innovación. Podemos asegurar que se acabó el tiempo de fabricar para luego vender para adentrarnos en una estrategia en la que primero mandan las ventas y luego el marketing, todo ello antes de producir.

Mientras el inmobiliario en su conjunto termina de llevar a cabo los ajustes precisos, los centros comerciales mantienen el ritmo de actividad, a la vez que sus expectativas siguen intactas para recuperar centros urbanos en declive.

El éxito de los Centros Comerciales se ha producido en España gracias a una sociedad, cada día más exigente y más competitiva, que ha apostado por el cambio, la modernidad y el progreso. Este triunfo se basa en los millones de personas que cada año acuden a estos espacios de convivencia que llamamos Centros Comerciales y que contribuyen de forma decisiva al crecimiento económico y a la creación de empleo.

La nueva demanda ha generado una industria dedicada a la satisfacción de los ciudadanos en cuanto consumidores y se ha impuesto el modelo de Centro Comercial, aglutinando los más modernos y desarrollados conceptos del nuevo comercio en los que el papel de comerciantes es decisivo.

Esos comerciantes que llevan la vitalidad a los Centros Comerciales son ya una pieza primordial en nuestro estilo de vida. Sin su aportación inigualable, no es viable que llegue al sistema una oferta global, completa y variada para crear y satisfacer todas las demandas.

Especialmente en un momento de incertidumbre y declive de la confianza es vital la fuerza que nos aporta la unión de los comerciantes y que, al mismo tiempo, representa un modelo envidiable y envidiado debido a la generación de economías de escala, por el beneficio compartido a través de la integración y, de forma especial, por la diversificación del riesgo para alcanzar un éxito que se garantiza exponencialmente a través del formato de los Centros Comerciales.

Una vez que una parte importante de los equipamientos en infraestructuras se asemejan a los de la Europa más desarrollada, es preciso hablar de un nuevo escenario que precisa estrategias diferentes y definir objetivos ambiciosos para afrontar con posibilidades de éxito un nuevo horizonte que experimenta un cambio acelerado y que necesariamente precisa un análisis diferente.

Por tanto, el inicio de un nuevo ciclo nos deberá situar en una plataforma de salida en la que se aclaren los ajustes de precios y de proyectos para, partiendo de las infraestructuras logísticas, sepamos cuáles son las apuestas acertadas.

Es evidente que aparecerán oportunidades en espacios de inversión situados en nuevos ejes de desarrollo, en un esquema similar al registrado en otras ciudades europeas como fase de inicio para la recuperación sobre la reestructuración del sector comercial español y, de esta forma, incorporar altas aportaciones de innovación.

Los protagonistas de la actividad inmobiliaria de nuestro próximo futuro, en un nuevo modelo habrán de atraer un importante volumen de inversión, contribuyendo con ello a consolidar un negocio más orientado a la rentabilidad que a la revalorización.

Por tanto, necesitamos un equilibrado sector inmobiliario, más basado en la gestión de los problemas actuales a los que necesitaremos ofrecer respuestas ágiles y profesionales, sabiendo que el mundo globalizado precisa un modelo economico sostenible muy exigente con las propuestas y las iniciativas. De hecho, el modelo ya funciona con éxito en los proyectos de Centros Comerciales, un segmento inmobiliario cuya estela puede y debe ser imitada.
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