FIRMAS

David Carro

El Mercado Alternativo Bursátil (MAB): Una oportunidad de futuro para el sector inmobiliario

Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
Director General de DCM Asesores

En los tiempos que corren para el sector inmobiliario, en un contexto de crisis financiera en que el acceso a recursos ajenos se ha visto restringido hasta extremos no sospechados hace apenas dos años, con la demanda congelada y las dificultades irradiadas a toda la economía, resulta cada vez más difícil para las empresas generar argumentos diferenciadores y de futuro en un entorno competitivo incierto. En este sentido, los mercados públicos de valores están siendo redescubiertos como el espacio natural de las transacciones empresariales, también en las actuales circunstancias. Han recobrado vigencia las motivaciones que los vieron nacer y que dan sentido a la participación natural de las empresas en las bolsas de renta variable:

1) Financiación mediante recursos propios. La ampliación de capital, coincidiendo con la salida a bolsa o en un período posterior con la empresa ya cotizando, es la mejor manera de obtener fondos para sostener la consolidación o un proceso de expansión. Vivimos tiempos en los que es habitual para compañías del sector plantear su reestructuración financiera, reduciendo el apalancamiento. La captación de nuevos recursos, bien que sin renunciar al dominio de la sociedad, es la posibilidad que cotizar permite y que cualquier compañía debe plantearse cuando menos como alternativa a considerar por sus gestores, administradores y propietarios.

2) Valoración objetiva de la empresa. Entre las incertidumbres que la coyuntura de crisis nos ha dejado, cuenta con especial protagonismo el cuestionamiento de las valoraciones de activos inmobiliarios, algo que la cotización en una bolsa viene definitivamente a paliar. A diferencia de una empresa no cotizada, las acciones de una compañía que se negocian en mercado cuentan con un valor objetivo. Los criterios de valoración en el sector inmobiliario obedecen fundamentalmente al valor neto de sus activos (NAV), sobre el que las cotizaciones actualmente han de admitir un descuento. Tal descuento, toda vez que basta sacar a cotizar un porcentaje reducido de la empresa, admite lecturas positivas, tanto en términos de recorrido futuro para la acción, como de captación de recursos propios mediante la emisión de nuevos títulos a valores atractivos.

3) Liquidez para los accionistas. Entendida la liquidez como la posibilidad de convertir en dinero las acciones, los mercados ofrecen a los inversores la posibilidad de administrar el horizonte temporal de su inversión de manera diferenciada del carácter permanente de financiación de la empresa, a lo que están tácitamente abocados en el caso de compañías no cotizadas, no siendo al arbitrio de operaciones corporativas privadas en las que el poder de negociación asiste normalmente al comprador institucional. La liquidez para los accionistas de compañías inmobiliarias que en muchas ocasiones han expuesto su propio patrimonio, es una característica que la presencia en bolsa les brinda.

4) Notoriedad, prestigio e imagen de marca. Cotizar en un mercado aporta a la empresa solvencia, transparencia y prestigio, toda vez que se trata de una compañía supervisada por la propia bolsa y por la CNMV. Este prestigio es reconocido no sólo por inversores, sino también por clientes, proveedores o interlocutores financieros de la compañía. Las consecuencias son el refuerzo de la posición comercial, la mejora de las relaciones con proveedores, clientes, bancos, etc. Sin lugar a dudas, el interés de los analistas profesionales e inversores en la información sobre las sociedades cotizadas conlleva una presencia en los medios superior al resto de empresas, sobre todo en prensa financiera. Todos los grandes patrimonios, fondos de inversión y capital riesgo, aseguradoras, bancas privadas, etc. para las que hasta el momento de cotizar la compañía no existía, pasan a ser observadores habituales de la misma. Se multiplican los interesados en ella. Y una compañía que hasta la fecha era local o que operaba sólo en algunas regiones, posiciona rápidamente su marca a nivel nacional e internacional. Algo que supera las expectativas de cualquier plan de marketing.

Pues bien. A fin de que todas estas virtudes de cotizar estén al alcance de las empresas de menor dimensión, y no sólo de las grandes corporaciones como sucedía hasta ahora, ha nacido en 2008 en España el Mercado Alternativo Bursátil para Empresas en Expansión (MAB).

MAB es la nueva bolsa de valores que el Hólding de Bolsas y Mercados Españoles, bajo la supervisión de la Comisión Nacional del Mercado de Valores, ha creado para que puedan cotizar pymes o empresas en expansión aunque sean de menor capitalización.

Se trata de un mercado que ya existe en Londres desde 1.996, con un éxito rotundo que lo ha convertido en la bolsa de mayor crecimiento mundial de la última década: 1.700 compañías cotizan en aquel mercado. El 95% de ellas tienen menos de 300 millones de euros de capitalización, y la media es de 66 millones de euros.

MAB permite tres modalidades de incorporación: previa ampliación de capital (OPS), previa sustitución de socios antiguos por otros nuevos (OPV), o mero listing o registro contable sin mediar intercambio de acciones, esto último a fin de posicionar la compañía a nivel nacional e internacional y de optar a futuros operaciones de capital ya siendo una compañía cotizada y con visibilidad.

Una posibilidad que a las compañías penalizadas por el sentimiento de mercado actual podría ayudarles a recuperar mucho del valor que la situación actual parece insistir en negarles y que no hace tanto tiempo les valía los elogios de cuantos se aproximaban a ellas.