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El discreto encanto de la gabardina

Alberto Alcocer

Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
Alberto Alcocer
La suerte de Alberto Alcocer, siempre alter ego y referente de su primo, cambió el día en que Alicia Koplowitz le pidió a Cortina, eran novios entonces, que les acompañara su hermana mayor, Esther. Para completar el trío, Cortina invitó a su primo. Y de ahí nació un matrimonio de dos: de dos primos con dos hermanas.


La vida de Alberto Alcocer, madrileño del 42 y nieto del alcalde de Madrid que da nombre a una de las principales calles de la capital, es siamesa de la de su primo menor, aunque sus talantes y humores son bien distintos. Alcocer es el serio, el menos socarrón, el más discreto y templado. Al igual que a su primo, su matrimonio con Esther Koplowitz le abrió la puerta de la créme empresarial del momento. Comenzó en Construcciones y Contratas como meritorio, en 1969. Las dos décadas siguientes fueron de afianzamiento del grupo constructor y escalada de los primos hasta la cúpula de la empresa fundada por su suegro y heredada por su mujer y su hermana.
En pleno boom del pelotazo y la beautiful people, Alcocer y Cortina van dando un pelotazo tras otro de la mano del maestro de ceremonia en aquellos agitados ochenta: Javier de la Rosa. Y como era la época de las tres 'ces' (cambio de casa, de coche y de...) Alcocer sigue los pasos de su primo y su romance con Margarita Hernández acaba provocando su divorcio de Esther. Los Albertos, como siameses, juntos hasta para divorciarse.
La vida sentimental del mayor de los Albertos no ha dado, sin embargo, tantos tumbos. Su relación con Margarita Hernández se cimentó desde su divorcio de Esther y, desde entonces, recuperó un segundo plano. Ahora ya no son portada de las revistas del corazón, pero han vuelto a ocupar la de los principales periódicos. Pero la foto que marcará sus vidas y soportarán como una losa durante el resto de sus vidas está por llegar.