villa y corte/Alberto Delgado
La capital española quiere acabar con los males que atentan la convivencia pacífica
Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
Madrid ha sido escenario de una de las mayores manifestaciones de su historia. Centenares de miles de madrileños recorrieron el centro de la capital contra la guerra y por la paz. Pero la manifestación es un anhelo que no siempre fructifica en la realidad. Porque, si así fuera, habría que proponer otra gigantesca manifestación por la paz madrileña, que pudiera acabar con unas cuantas cosas que perturban la convivencia pacífica de los habitantes de la capital.
Entre ellas: la inseguridad ciudadana, la violencia homicida; los malos tratos, el desprecio a los más débiles, las agresiones sexuales; las mafias organizadas, españolas y extranjeras, que viven del comercio de la droga, de la prostitución, de la explotación de los inmigrantes; la locura automovilística de algunos jóvenes, alentada por el consumo de alcohol o de drogas, con su secuela de vidas truncadas y de víctimas inocentes; los problemas para desplazarse de muchos madrileños, que no tienen donde aparcar, y, si utilizan el transporte público, lo tienen en ocasiones muy lejos de sus domicilios; la falta de viviendas a precios asequibles, la especulación, pública y privada, que hace necesario ahorrar varios años para la entrada, y otros treinta para terminar de pagar un piso; la falta de trabajos y sueldos dignos; las listas de espera en hospitales y centros de salud; las residencias inasequibles para una gran mayoría de ancianos, la falta de asistencia rápida y eficaz en los casos de necesidad de los mayores que viven sólos; las deficiencias en la enseñanza,el déficit de bibliotecas públicas, de centros de ocio y de deportes.
Si se acaba con éstos, y otros muchos problemas, Madrid podrá, realmente, vivir en paz.