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El parque empresarial es una opción eficaz, flexible e integral

Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
La opción de los parques empresariales como lugar de trabajo para las compañías se está consolidando con el traslado de empresas aseguradoras y financieras a estos complejos de oficinas que se alejan de los centros de las ciudades.
Los primeros parques que se construyeron en Madrid, allá por los años 1991 y 1992, fueron los de la Moraleja y el Campo de las Naciones, en un momento en el que históricamente la zona de oficinas se concentraba en el paseo de la Castellana y alrededores. Hoy en día, el modelo se está expandiendo a buen ritmo a otras ciudades. A parte de Barcelona, donde se desarrollaron complejos hace ya diez años, Valencia, Málaga y Palma de Mallorca son ciudades que también han desarrollado enclaves de este tipo, siempre cercanos a un aeropuerto y a nudos de comunicaciones. Empresas financieras como el BNP, que ha trasladado sus oficinas al Campo de las Naciones, o como el SCH, que está construyendo una pequeña ciudad de 100.000 metros cuadrados en Boadilla del Monte, son claros ejemplos de que la mentalidad empresarial está cambiando.


Se trata de edificios pensados para el modo de trabajar de las empresas actuales, con plantas diáfanas y grandes comodidades, con zonas ajardinadas y ambiente empresarial, muy diferentes a los viejos inmuebles que quedan en los centros de las ciudades y que han quedado obsoletos. "Las empresas ya no buscan localización sino eficacia en los edificios -según Jaime Alonso-Allende, socio director de oficinas de Cushman & Wakefield Healey & Baker-, y si están acompañados de buenas comunicaciones y transporte público los parques empresariales son un producto muy eficaz y flexible".
En general, estos parques son una recreación, desde la iniciativa privada, de los parques científicos y tecnológicos, pero sin que resulte necesario en su caso una vinculación directa con algún organismo investigador que actúe como catalizador del complejo.
Los parques empresariales son una alternativa a considerar para el promotor de oficinas, ya que al alquiler por el espacio hay que añadir los servicios complementarios que el usuario busca al establecerse en un complejo de estas características. Entres los servicios adicionales se podrían enumerar los de telefonía y mensajería, salas de convenciones, videoconferencias, estanco, cafetería y restaurante, gimnasio, seguridad activa y pasiva, control de visitas, cuidado y acondicionamiento de zonas comunes y jardines, y cuidado de los aparcamientos, entre otros. También hay que considerar que, por su situación en la periferia, los precios de alquiler no pueden llegar a igualarse con los del centro urbano.
La construcción de un complejo empresarial puede resultar cara por la pérdida efectiva de superficie dedicada a espacios libres, pero se compensa por el menor coste del suelo -si está a alguna distancia del centro urbano-, y por la funcionalidad del espacio en uso, que tendrá menores pérdidas que en un inmueble clásico.
"Uno de los inconvenientes a la hora de instalarse en un parque empresarial, es el daño que sufre la imagen de la empresa -en opinión de Juan Vicente Romo, director del departamento de Investigación de Mercados de CB Richard Ellis-, ya que deja de tener como emblema un edificio y pasa a ser difícilmente identificable mezclada junto a un amplio grupo de compañías".
La última tendencia son los parques empresariales con edificios inteligentes, como el Wellness, situado en el Parque Tecnológico de Valencia. El valor añadido es, en este caso, la dotación tecnológica que convierte el conjunto empresarial en un complejo y perfecto centro de trabajo.