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Los fondos de inversión alemanes gastaron 7.212 millones de euros el año pasado

Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
El año 2002 se ha caracterizado por un continuo incremento de las operaciones de inversión inmobiliaria. La oferta de inmuebles en inversión ha surgido, principalmente, de productos ubicados en el centro de Madrid, donde se han realizado gran número de transacciones por parte de empresas aseguradoras y entidades bancarias que buscan solvencia y reestructurar sus recursos a raíz de los pobres resultados obtenidos el pasado ejercicio.

Entre los inversores extranjeros encontramos a los alemanes, como ya ha sido habitual en otras ocasiones, más agresivos en sus ofertas y ocupando un lugar predominante en el sector inmobiliario español, dado el incremento de los recursos de los que disponen. Junto a ellos, hay que destacar los fondos oportunistas, principalmente los internacionales que buscan la unión con socios nacionales, que permanecen fuertes. Este tipo de fondos, según cita Cushman & Wakefield Healey & Baker (CWHB) en su informe sobre el Mercado de Oficinas en Madrid, está adoptando una estrategia más pasiva, dado que escasea el buen producto al precio correcto.
En definitiva, 2002 se ha caracterizado por el gran volumen de inversión inmobiliaria, con un fuerte incremento frente a años anteriores. Según la consultora CWHB las inversiones internacionales supusieron en Madrid el 40,1% del total, con un gasto de 630,79 millones de euros.
Un recuento más global ha hecho CB Richard Ellis, que ha calculado que los fondos alemanes han gastado en España 7.212 millones de euros durante el año pasado, siendo los que más inmuebles para usos terciarios adquirieron en nuestro país.
Este liderazgo de los fondos de inversión extranjeros se repetirá en 2003, incluso más acusadamente, según afirma el director general de CB Richard Ellis, Eduardo Fernández Cuesta. "Estos fondos tienen mucha liquidez, al no pagar impuestos en el país de origen, los partícipes se animan a poner su dinero en estos fondos", explica Fernández-Cuesta.
Esta situación obligará a las sociedades inmobiliarias españolas a "cambiar el rol", orientándose más a preparar producto para venderlo a los fondos de inversión.