el rincón del curioso/Jorge G. Boró
Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
Jorge García Boró
Nuevamente una guerra o posible guerra vuelve a dar lugar a tesis sobre cómo afectará a los sectores inmobiliarios y de la construcción en Europa y, en particular, en nuestro país. Tras los ataques terroristas en Estados Unidos, las más pesimistas teorías hablaban de una caída de estos dos sectores como consecuencia de estos hechos y de la guerra en Afganistán como reacción del Gobierno de los Estados Unidos. Pues bien, esta guerra se produjo y nuestro mercado no se vió resentido, sino que mantuvo la línea positiva que llevaba en los últimos años.
Ahora, cuando los tambores de guerra se ciernen sobre Irak, se vuelve a hablar del parón que vivirá la economía y las consecuencias que ese parón producirá sobre el consumo y, por añadidura, sobre los sectores inmobiliarios y de la construcción. Ya hace poco más de un año se hablaba sobre la subida que se iba a producir en el precio del petróleo y con él del gasto de consumo energético, y su efecto inmediato en nuestro país sobre estos dos sectores. Lo deseable es que esta guerra se quede sólo en una amenaza sobre el régimen iraquí y que éste cumpla con las exigencias de las resoluciones de Naciones Unidas pero, en caso de que estalle el conflicto, comprobaremos si las predicciones de estancamiento se producen verdaderamente o si, una vez más, estos sectores salen indemnes de las situaciones internacionales y mantienen sus niveles de producción. Los últimos meses de 2002 hacen prever que, aunque se produzca un ligero retroceso, las cifras de negocio y los resultados continuarán en unas cotas más que aceptables. Esperemos que se mantengan, a pesar de que estalle una nueva guerra en el Golfo Pérsico.