FIRMAS

Radovan Karadzic, criminal de guerra

Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
Me he acordado de él porque hace más de una década que está en paradero desconocido. También porque se cumple el decimoquinto aniversario del día ya lejano en que lo entrevisté en el entonces apacible hotel Holyday Inn de Sarajevo. Radovan Karadzic – que ahora figura en lugar preferente en la lista de criminales de guerra reclamados por el Tribunal de La Haya- no era apenas conocido.
Hablaba bastante bien inglés y lucía –como hizo después durante la larga carnicería bosnia- un espectacular tupé. Los corresponsales, como chiste, solíamos comentar que lo único verdadero en el personaje era su tupida mata de pelo, pero tenía otras cosas auténticas.
Entre ellas, un nacionalismo feroz, bastante crueldad, la convicción de que Serbia llegaba hasta el rincón donde hubiera enterrado un serbio y una habilidad maquiavélica para manipular a propios y extraños.
Radovan Karadzic había nacido en 1946 en Montenegro, ahora estado independiente pero la cuna del nacionalismo serbio. De familia campesina, estudió psiquiatría, pero lo suyo fue siempre la política.
El escritor Marko Vesovic, que había sido vecino suyo, le describía así: "Quería ser escritor y no le tomaron nunca en serio. Quería ser rico y estuvo once meses en la cárcel por estafador. Le gustaban las mujeres bonitas y se casó con una fea a la que dejó embarazada".
Suena a chiste, pero Karadzic no ha sido nunca un personaje a quien se pueda tomar a broma. Bajo el paraguas del fallecido presidente Milosevic y con la ayuda del implacable general Mladic, fue el artífice del referéndum por el que los serbios de Bosnia-Herzegovina se declararon independientes, hecho que desató la espantosa carnicería que asolaría los Balcanes durante cinco años.
El precio que pagó toda la zona por la guerra fue enorme: 250.000 muertos y más de 2,5 millones de refugiados. Muchos de ellos se podrían achacar a la cuenta particular de Karadzic, pero tal como van las cosas será difícil que éste pague por sus crímenes.
Y eso que hay mucha gente, incluidos bastantes líderes occidentales, empeñados en que lo haga. El problema es que no dan con él. La parte de Bosnia donde se apelotonan los serbios es relativamente pequeña; tiene menos extensión que alguna provincia española, pero Karadzic se las ha arreglado para darle el esquinazo una y otra vez a los sabuesos de la OTAN. Hay quien dice que se ha hecho la cirugía estética y que gracias a un cirujano ruso ni se parece a las fotos que tenemos de él. Hay quien afirma que se ha enclaustrado en un monasterio y pasa las jornadas canturreando oraciones y disfrazado de monje ortodoxo.
Momir Vojvodic, que es amigo suyo y comparte sus tesis, lo niega todo, Dice que lleva "una vida normal, en una casa normal" y que se dedica a escribir poesía y a redactar sus memorias. También que ya no luce tupé.