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Se acabó el dinero barato

Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
El precio de la vivienda es un tema espinoso donde los haya. Según el Ministerio de Vivienda el precio de la misma ha tocado techo y muestra de ello es la desaceleración que los precios han experimentado durante los últimos años, bajando ya de los dos dígitos. Un dato que choca con la realidad si atendemos a los datos que se manejan en las grandes urbes. Claro que algunos analistas, como José Luis Estevas-Guilman, presidente de Sociedad de Tasación, ya advirtió en su momento que pese a que llegan tiempos de subidas “razonables” de precios, no todo el mercado se comportará del mismo modo. Un argumento razonable si tenemos en cuenta el hecho de que es, precisamente, en estos núcleos urbanos donde se concentra mayor demanda de vivienda y donde menos oferta inmobiliaria encontramos.
Si a todo ello le añadimos que es en las grandes ciudades donde se dispone de más y mejores servicios, parece ser que las desaceleraciones se notarán más en aquellos lugares alejados de las coronas metropolitanas que en el área de influencia de las grandes ciudades.
Cabe preguntarse si la desaceleración del mercado ha estado motivada por las políticas llevadas a cabo por el Ministerio o por el aumento, pronosticado por cierto, del precio de las hipotecas en la zona Euro.
Se acabó el dinero barato, y eso ha servido de detonante para frenar la inversión, porque no parece que los precios vayan a bajar. A tenor de la desaceleración experimentada en el número de visados durante este último año, la oferta se mantendrá por debajo de la demanda en las grandes urbes; con lo que volvemos a la misma situación. Los “reyes del suelo” tienen la llave que podría solucionar este problema.
Mientras tanto, el usuario final, por una razón o por otra, tendrá que seguir empleando el 48% de su nómina para afrontar el pago de una hipoteca que cuando no crece por el precio desorbitado de la vivienda, lo hace por el progresivo aumento de las hipotecas. Parece que ahora les toca el turno a bancos y Cajas de Ahorro, que no dudan en alargar los plazos de las hipotecas.