Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
El martes de la semana pasada pasará a la historia personal de Rafael Simancas como otro de sus días negros. Cuando se las prometía muy felices y preparaba las maletas para viajar a Bruselas a enmarañar el urbanismo madrileño, a costa de enturbiar la imagen de la Comunidad en Europa, se le vino encima el ya conocido como Caso Ciempozuelos, o cómo dos alcaldes del municipio se iban a embolsar, presuntamente claro, más de 40 millones de euros por “facilitar” a una promotora incrementar su negocio en el municipio.
Es decir, un pelotazo en toda regla. Parece que, como vulgarmente se dice, a Simancas le crecen los enanos. Si tenía muy complicado, a tenor de lo que dicen las encuestas, desbancar a Esperanza Aguirre del sillón de la presidencia de la Comunidad de Madrid, con este caso de presunta corrupción urbanística, y otros que han aflorado como el de Aldea del Fresno, los obstáculos son cada vez mayores y se hacen prácticamente infranqueables.
Incluso pueden ser aún más si aparecen nuevos casos, puesto que entre los socialistas madrileños se pedía ya desde hace tiempo que se efectuara una limpieza entre sus filas si se quería acudir en condiciones a las próximas elecciones municipales y autonómicas, que se celebrarán el próximo mes de mayo. Pero parece ser que la limpieza que pretende hacer ahora Simancas le va a valer para poco porque la sospecha ya se encuentra sobre ellos. Incluso, algunas voces ya hablan de que lo que podría haber en Ciempozuelos es un caso de financiación ilegal del PSOE, algo sobre lo que todavía no existe ninguna prueba y todo se queda en sospechas. Si a esto le unimos la falta de candidato para la alcaldía madrileña y la espantada de José Bono, se puede hablar de negro panorama para el Partido Socialista de Madrid. Y, mientras tanto, la indignación crece entre sus militantes.