FIRMAS

Trasladar, no resolver

Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
En la margen derecha de la Gran Vía , a la altura de Telefónica, en el entretejido de unas calles tradicionales, vinculadas a la vida de Madrid del siglo XX: Valverde, Barco, Puebla, han vuelto -mejor sería decir han continuado, pero con mayor virulencia- la inseguridad, la prostitución, y el comercio y consumo de drogas. El problema, que había estallado en la Luna y Tudescos, ante la protesta vecinal, no se ha resuelto; simplemente, se ha trasladado. El Ayuntamiento se está mostrando impotente para encontrar soluciones efectivas y duraderas. El mal no se ataja de raíz. Se colocan parches.
La rehabilitación del centro de la capital es un eufemismo. Se ha avanzado algo en la rehabilitación de viejos edificios, pero se ha avanzado muy poco en la rehabilitación social, en la rehabilitación moral. Donde la delincuencia, la prostitución y la droga campan por sus respetos, es muy difícil, por no decir imposible, la convivencia ciudadana. Los mayores quisieran marcharse, pero no pueden, principalmente por problemas económicos. Los jóvenes prefieren zonas más alejadas del casco urbano. La espectacular, y hasta el momento imparable, especulación inmobiliaria, hace que los pisos del centro tengan cada vez más valor. Pero Madrid debe crecer no sólo en población, sino también en oferta de servicios y equipamientos culturales.
De la inseguridad en el centro da idea el hecho de que en los aledaños de la Puerta del Sol, en Preciados, Carmen, Arenal o Mayor, los propios comerciantes advierten a los turistas del peligro que corren sus pertenencias. No suelen ser actos violentos, son más bien muestra de la picaresca delincuente que se aprovecha de un Madrid que tiene justa fama de acogedor.
La solución es difícil, pero no imposible. No estriba en trasladar el problema de unas calles a otras. Si no se puede acabar con la prostitución o el consumo de drogas, hay que habilitar zonas alejadas y acotadas para estas prácticas. Si la situación sigue como hasta ahora, no se va a erradicar a los culpables. A los que se va a erradicar es a los vecinos, y entonces la situación llegará a adquirir tintes dramáticos.