Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
Como si de un habitante del Antiguo Egipto se tratara con la adoración al Dios Sol como el centro de su existencia, el arquitecto Jorn Utzon diseñó hace varias décadas la que iba a ser su vivienda en la isla de Mallorca.
Con Can Lis el artista danés inventó una nueva tipología de viviendas. La Casa del Sol se erige al borde de un acantilado, entre mirtos y pinos, con una vista espectacular del mar Mediterráneo. Esta construcción estaba pensada para que la vida de la familia siguiera una ruta a lo largo del dia que parece perseguir el trazado del recorrido del Sol. De hecho los muebles son fijos, de obra y tienen forma circular.
Una arenisca local, junto con la piedra de marés que cambia de color, fueron los materiales empleados para construir el refugio mallorquín de Utzon. El concepto original de la vivienda es el mismo de la casa que Utzon iba a construirse en Sydney; una secuencia de pabellones enlazados por una tapia y disupestos dando respuesta a las distintas funciones a lo largo del día.
El autor de uno de los edificios más fotografiados del siglo XX, la Opera de Sidney, llegó a Mallorca en 1966 y se quedó prendado de la isla balear, y sobre un acantilado cercano a un pequeño pueblo de pescadores decidió eregir su retiro en España.
Pronto, Can de Lis, con su original carpinteria de las ventanas montadas en la cara exterior de los muros que permite que no sean visibles desde el interior, se convirtió en un lugar de peregrinación para arquitectos. Y eso a pesar de que la vivienda era dificil de encontrar. Cuentan que los que lograban encontrarla, al volver habían olvidado el camino para llegar hasta ella. El entusiasmo con el que el arquitecto danés y su esposa Lis se trasladaron a Casa Lis se fue esfumando y 22 años después de la construcción decidieron vivir la mayor parte del año en Mallorca, pero entonces fue cuando el artista optó por edificar una nueva vivienda también en la isla balear. De Can Lis pasó a Can Feliç y si la primera era la casa del sol, ésta sería la casa de la montaña.
El autor de la Opera de Sydney y premio Prikter decidió alejarse de la brisa húmeda de Can Lis a la calma del interior de Can Feliç. El elemento común entre las dos edificaciones no es otro que los grandes ventanales que en una permiten contemplar especatuclares vistas del mar mientras que en la otra ofrecen la posibilidad de disfrutar de la montaña.
Can Feliç gira en torno a una terraza y está construida bajo un único techo con cubiertas de teja árabe. El salón principal se erige como un tributo al paisaje mallorquin, enmarcando la montaña como si fuera una obra de arte.
Esta segunda casa acogió al matrimonio Utzon hasta que decidió regresar a Dinamarca ya que el artista danés tiene 87 años. Hoy la hija del arquitecto vive en Can Feliç y disfruta del sol en verano en Can Lis, la casa levantada por su padre hace ya más de 25 años.