La vivienda, a la sombra del Estatuto

La reforma del Estatuto de Cataluña ha ocupado durante los últimos meses el primer plano del panorama político español y de la actualidad en general, apoyado por el eco que el tema ha encontrado en todos los medios de comunicación. Se ha convertido prácticamente en monotema de tertulias e informativos tanto de radio como de televisión.

La atención y el despliegue de medios que se ha volcado sobre este asunto, mandando al segundo plano en el interés de los ciudadanos diversos temas, como por ejemplo el precio de la vivienda, que en otros tiempos era una de las principales materias que servían de apertura a los informativos y noticieros del país. Tal vez por eso no ha levantado demasiada polémica entre los consumidores la reducción de la deducción por la compra de vivienda en el IRPF, que fue aprobada recientemente por el Consejo de Ministros.

Entre tanta discusión con términos abstractos como nación, nacionalidad y nación de naciones, entre porcentajes de cesión de impuestos, de igualdades y desigualdades entre autonomías, entre encuentros y desencuentros del PSOE, con CiU y ERC, el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero ha emprendido una reforma limitada del Impuesto de la Renta para las Personas Físicas en la que reforma las deducciones tradicionales por compra de vivienda, con lo que los principales perjudicados serán los consumidores. Al llegar a la presidencia del Gobierno, Rodríguez Zapatero anunció que iba a impulsar el alquiler frente a la compra de la vivienda. Tras un breve escarceo entre el Ministerio de Economía y Hacienda y el de Vivienda sobre la eliminación de la deducción por la compra, se impuso la tesis del ministro y anterior comisario europeo Pedro Solbes, que abogaba por mantenerla. Con esta reforma se mantiene la deducción, aunque reducida. Sin embargo, no se producen novedades en cuanto al arrendamiento. Con lo que los inquilinos se quedan sin su anunciada reducción, en lo que parece una contradicción con los planteamientos iniciales del Gobierno.