Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
El año 2005 se ha despedido con intercambio de acciones en una de las principales compañías inmobiliarias del país. La familia Sanahuja, propietaria de Sacresa, ha afianzado su posición en la Metrovacesa como primer accionista al adquirir casi un 4% de las acciones que tenía Luis Portillo a través de Expo-An, por lo que roza así el 25% que les obligaría a realizar una OPA, según la normativa vigente.
El actual presidente de Metrovacesa, Joaquín Rivero, también ha aumentado su participación con el 1,72% de las acciones que ha vendido Portillo en la inmobiliaria, con lo que se desvincula totalmente y abandona su puesto de consejero. Habrá que esperar acontecimientos y nuevos movimientos en el sector y ver cual será la posición que adopte la familia Sanahuja en la inmobiliaria, pero el año promete noticias y cambios en el plano corporativo.
En el ámbito político, el ejercicio se ha despedido con un informe del Ministerio de Vivienda al Consejo de Ministros en el que María Antonia Trujillo daba cuenta a sus compañeros de gabinete de las líneas maestras del Anteproyecto de Ley del Suelo. Por lo que ha trascendido sobre dicho informe, en él se repite lo mismo que la ministra ha declarado en los últimos meses. Trujillo se había comprometido a llevar al Congreso de los Diputados el proyecto antes de fin de año y, aunque no ha cumplido su promesa, ha querido por lo menos pesentar algún documento previo por escrito. El documento incluye la prohibición de que se subaste el suelo que reciben los ayuntamientos por las cesiones de aprovechamiento para que sea destinado a la construcción de viviendas protegidas. Además, intentará frenar la especulación en el mercado del suelo para controlar el precio final de la vivienda. Aunque si nos atenemos a la opinión de los promotores inmobiliarios, es muy difícil mantener ese control con medidas legislativas en un economía de libre mercado. Vamos a tener que esperar un poco más para conocer el texto del proyecto de ley al completo, pero confiemos en que la espera merezca la pena.