Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
Hay que partir de un hecho incuestionable: en Madrid gobierna el PP y en España gobierna el PSOE. El Gobierno de Madrid es oposición en las Cortes Generales, y el PSOE en la Asamblea de Madrid.
Esta es la causa principal de que el Gobierno de Madrid se queje de falta de atención del Gobierno de la nación y de que éste, por su parte, considere que sus propuestas sobre Madrid son rechazadas y criticadas por el Gobierno regional.
De ahí las declaraciones de Simancas diciendo que el Gobierno de la Comunidad tiene nula disposición a recibir la mano tendida que le ofrece el Ejecutivo central para trabajar mano a mano por el progreso y bienestar de los madrileños; y, en sentido contrario, las del vicepresidente segundo y consejero de Justicia e Interior de la Comunidad de Madrid, Alfredo Prada, de que hay un ninguneo institucional que se enmarca en una estrategia política de Zapatero y del PSOE para conquistar Madrid electoralmente, asfixiar económicamente a la Comunidad y menospreciarla institucionalmente.
Todo esto puede ser comprensible, pero ¿no corremos el riesgo los madrileños de ser los paganos de estos enfrentamientos, cuando somos los que contribuimos con nuestros impuestos a unos y a otros? Por poner un ejemplo reciente, la radial 1 de peaje, que es una alternativa necesaria, aunque costosa, para miles de madrileños, la reclama Fomento como de su competencia, pero no la incluye en sus planes inmediatos, y el Gobierno regional quiere construirla aunque sea saltándose a la torera al Ministerio de Fomento. Otro ejemplo: las BESCAM, tan criticadas por la oposición regional, y que ahora se exigen para municipios menores de 25.000 habitantes.
Pónganse de acuerdo, señores, en temas fundamentales para el desarrollo económico y social de Madrid, porque los madrileños no queremos privilegios, pero tampoco ser marginados en las grandes acciones de infraestucturas, educativas, sanitarias, y de seguridad ciudadana a las que tenemos perfecto derecho.