Los ocho hospitales que se están promoviendo en la Comunidad de Madrid, a través de esta modalidad, son tan sólo un ejemplo. Carreteras, cuarteles, e incluso cárceles son algunos de los equipamientos públicos que este tipo de empresas pueden desarrollar y vienen desarrollando en otros países de nuestro entorno. El modelo ha tardado en llegar a España, pero ahora aterriza con fuerza como ponen de manifiesto las palabras del director de Infraestructuras y Concesiones Públicas de Gerens, Fernando Pallarés.
- La financiación privada de obra pública en nuestro país, es bastante novedosa, ¿verdad?- Sí. Se trata de una rama de actividad que proce fundamentalmente de Reino Unido, donde comenzó a desarrollarse con proyectos relacionados con el sector industrial, antes de la llegada del Gobierno de Blair, y llegó a alcanzar tal éxito que acabó aplicándose a otros muchos segmentos como la sanidad, el transporte aéreo o la seguridad. En España, la experiencia se limitaba a la construcción de autopistas de peaje, y de forma muy residual. Pronto aprendimos de nuestros vecinos europeos, y los políticos descubrieron que de esta forma se podían desarrollar las infraestructuras que prometían en sus programas electorales de forma eficaz. Primero se aplicó con exclusividad a las infraestructuras de transporte, donde España ocupa un lugar privilegiado, respecto al resto del mundo. Ahora cada vez se va derivando este método de gestion hacia otros proyectos.
- ¿Cuál es la historia de Gerens?- Nuestra actividad comienza en 1998 cuando empezamos a desarrollar actividades en el campo de la gestión integral de proyectos. El concepto ha ido evolucionando desde entonces, y nos hemos especializado en el control del riesgo. En la actualidad gestionamos más de 1.700 millones de euros, de los cuales un 15% corresponden al asesoramiento de proyectos hoteleros, otro 15% al sector residencial, los centros comerciales suponen un 20% de nuestra cartera, oficinas representa un 22%, mientras que la gestión de infraestructuras está en el 17%, y los hospitales son el 8%.
En financiación privada de infraestructuras llevamos casi dos años trabajando. Tardamos un poco en decidir dónde ibamos a posicionarnos, y afortunadamente hemos acabado haciendo de todo. Ahora trabajamos tanto para los que financian las obras, tanto administraciones como grandes inversores que acuden a nosotros con la intención de minimizar los riesgos del proyecto, y también para los que construyen, monitorizando todo el proceso, desde el inicio hasta la explotación, una vez que se conceda.
- ¿Qué firmas están presentes en el accionariado de la compañía?- Entre nuestros accionistas tenemos la suerte de contar con un numeroso grupo de cajas de ahorro españolas que controlan directamente un 63,3% del capital. Y digo suerte porque eso nos permite desarrollar nuestra gestión de una forma totalmente profesional e independiente, ya que nuestro objetivo es cumplir los compromisos adquiridos con nuestros clientes. La firma de tasación Tinsa controla otro 23,7% del accionariado.
- ¿Podría detallarnos algunas de las obras que tienen en marcha?- Entre los proyectos más destacados que tenemos entre las manos actualmente están los 16 juzgados, las dos comisarias y una prisión que la Generalitat de Cataluña va a construir, a través de la sociedad pública Gisa, que suponen una inversión de 12.000 millones de euros en obras. Ellos son, junto con la Comunidad de Madrid, los que más decididamente han apostado por este modelo. Además, hemos entrado en conversaciones con las administraciones locales de Baleares, por el hospital de Son Dureta, y de Burgos, también por el hospital de la capital leonesa. Procuramos tomar parte en la mayoría de los concursos públicos de infraestructuras, o bien asesorando a la administración o bien participando en la licitación, entrando en el capital de las sociedades candidatas con porcentajes que van desde el 5% al 45% dependiendo de las ocasiones, a través de entidades financieras.
- ¿A qué retos de futuro se enfrenta este sector?- El coste y el plazo de construcción seguirán siendo los principales riesgos a los que se enfrentan nuestros clientes, y los que nos dan trabajo, a fin de cuentas. Pero, de cara al futuro, las limitaciones presupuestarias pueden ser uno de los principales retos. El cumplimiento de los requisitos necesarios para motivar nuestro ingreso en la Unión Europea han hecho que las situaciones previas, en las que las administraciones podían asumir cifras impensables de deuda, hayan pasado a la historia definitivamente. La ley de concesiones, aprobada en 2003, vino a sumar dificultades para las administraciones a la hora de poner en marcha sus proyectos, y sirvió de estímulo para que se decidieran definitivamente a considerar este modelo de negocio como una opción eficaz. Las administraciones locales son las que se muestran más interesadas y tienen en este momento un perfil más activo.
- ¿Cómo ve el futuro de este segmento de actividad?- Es una línea de actividad con mucho futuro, y se demuestra día a día. Nosotros mismos hemos tenido ocasión de asesorar al Ayuntamiento de Gijón en una operación de este tipo, de pequeña entidad. Los grandes ayuntamientos terminarán por tener en cuenta esta opción para desarrollar edificios administrativos, instalaciones deportivas, o centros sociales para la tercera edad, por ejemplo. El mundo financiero también es consciente de que se está generalizando el uso de este tipo de prácticas y adecúan sus niveles de exigencia. Antes sólo recurrían a este método con operaciones que precisaban de grandes inversiones, con rentabilidades elevadas, y ahora ya están utilizándolo también en actuaciones de menor tamaño.
- ¿Cómo valora el Plan Estratégico de Infraestructuras aprobado por el Gobierno?- Es un gran esfuerzo inversor y de planificación. El plan nace lleno de buenas intenciones, respaldado por constructores, inversores y entidades financieras, pero tiene varios riesgos. El primero y el más evidente es que no se ejecute en su totalidad. El documento tendrá que ser revisado a lo largo de su vida, sobre todo por la llegada de nuevas legislaturas, y el principal peligro del que hay que ser consciente es que puede ser revocado, sino en su totalidad, sí al menos en parte. Es un experimento de planificación a largo plazo, que como proyecto es magnífico.
ASI LO VEOExperimentado. Asegura con una sonrisa en los labios que “los políticos son animales inversores”. En su opinión la financiación privada de proyectos públicos es un segmento de negocio con mucho futuro, porque “las inversiones en obras públicas son muy rentables electoralmente, y además nuestros políticos se vuelven locos con los actos de primera piedra”. El cumplimiento de los programas de los partidos garantiza la actividad.
Ordenado hasta el límite. Es fácil comprobar que se trata de un hombre ordenado. Con un rápido vistazo a su despacho es suficiente. En su mesa tiene libretas para apuntar agrupadas por colores, junto al resto del material de oficina. Junto a su ordenador, reserva un espacio a los temas pendientes, donde una fila de tarjetas de las personas a las que ha visto a lo largo del día se mantienen perfectamente alineadas a la espera de una llamada.
Melómano. Le gusta trabajar con música, y no es difícil encontrar en su despacho discos de música clásica, Norah Jones y cantantes melódicos con los que ameniza su jornada laboral. Sintético y analítico, este ingeniero de caminos de 44 años se concentra en su despacho, desde el que trabaja en su ordenador portátil. Varios libros de arquitectura, en italiano, pueblan las estanterías de su oficina, y asegura conservar buenos amigos en Milán.
ASI SE VESorprendido. Después de haber pasado varios años trabajando en Italia, asegura que desde su regreso, en febrero del año pasado, ve a España muy cambiada. “Todo está demasiado radicalizado”, afirma cuando se le pregunta por la imagen de privatización encubierta que es inevitable nombrar con el responsable de una empresa dedicada a gestionar obra pública. Sus palabras resumen su opinión: “no hay que ver fantasmas donde no los hay”.
Cosmopolita. Se muestra satisfecho de haber pasado varios años de su carrera fuera de España. Parte de su formación se realizó en Estados Unidos, y su último destino profesional fue Milán, donde trabajó como directivo de una firma de seguridad. Su paso por aquel país, se saldó además de forma muy positiva en el terreno personal. Allí conoció a su mujer, y allí nacieron sus tres hijos, algunos de los cuales ahora son ya adolescentes.
Motorista. Se desplaza a diario en moto hasta las oficinas centrales de Gerens, en el norte de Madrid. No le gusta someterse a las inclemencias que nos imponen los embotellamientos del tráfico, prefiere las inclemencias del tiempo, que son más fáciles de sobrellevar. Recuerda con desencanto la última vez que se vio obligado a coger el coche, por motivos de fuerza mayor, y se vio metido en un atasco inesperado que acabo con sus nervios.
MUY PERSONAL- ¿Cómo se embarcó en esta aventura profesional?- Llevaba unos años trabajando en el sector servicios, fuera de España. Era el director gerente de Prosegur Italia, pero llegó un momento en el que la economía se topó con ciertas circunstancias adversas, que todavía se están tratando de superar. Entonces, quise volver al sector de la construcción y a España, y dada mi experiencia anterior durante quince años en Ferrovial, donde también fui delegado en Italia, entré en contacto con José Manuel Albaladejo, nuestro consejero-director general y conectamos desde el principio.
- ¿Qué aporta a la compañía?- La división de Infraestructuras y Concesiones Públicas pretende extrapolar el conocimiento del mercado y la gestión del riesgo de la construcción, que ya venía desarrollando Gerens desde hace años, al riesgo de explotación. El hecho de estar muy cerca del mundo financiero nos da un valor añadido importante, que nos dota de la independencia necesaria para analizar los proyectos con imparcialidad. No estamos ligados a ningún subcontratista, grupo constructor o firma de ingenieria.
- ¿No dependen en exceso de las excentricidades políticas?- En absoluto, porque este modelo de gestión resulta interesante para administraciones de cualquier color político. Cuando ofreces transparencia, independencia y eficacia, las oportunidades surgen por sí sólas. Además, no tenemos tampoco intención de competir con los grandes grupos constructores del país, aunque seamos rivales en algunos concursos de licitación. Nuestro objetivo es completar su labor, y ofrecerles la posibilidad de minimizar los riesgos que se plantean a la hora de llevar a cabo este tipo de proyectos, que suelen ser bastante ambiciosos.