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Las constructoras españolas invierten en eléctricas a la espera de reformas

El 15% de EDF, que será licitado en breve, podría despertar el interés de las constructoras españolas.

Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
El interés de las principales compañías constructoras por el sector eléctrico es una tendencia consolidada, que tiene como máximo exponente las inversiones realizadas por Acciona. El grupo controlado por la familia Entrecanales se ha decantado por las energías renovables, pero la reciente operación protagonizada por Florentino Pérez, para hacerse con el 22% de Unión Fenosa, podría verse imitado en breve por otras compañías competidoras.

La participación de compañías constructoras en el sector eléctrico no es algo nuevo, pero si es novedosa la importante presencia actual. Acciona ha sido la empresa que tradicionalmente ha mantenido un posicionamiento más decidido en este sector. A finales de los 90 el peso de sus actividades relacionadas con la electricidad era inferior al 2% de su volumen de facturación, mientras que en la actualidad el negocio eléctrico genera casi el 9% de su facturación, según los datos del primer semestre de 2005. Y este peso podría ser muy superior, si su oferta por el 22% de Unión Fenosa hubiese prosperado. La recién llegada al sector, ACS, se ha convertido en la constructora con mayor peso en el sector, gracias a la compra del 22% de Unión Fenosa, que equivale al 11,6% de la facturación y al 18,99% de su beneficio, si tomamos como referencia los resultados del año pasado.

Pero, ¿por qué el sector eléctrico? En el caso de Acciona está claro. Es una actividad tradicional de la compañía y su presencia esta acotada al llamado régimen especial, es decir energías renovables, principalmente en cogeneración y energía eólica, y últimamente también biomasa, minihidraulica y solar. Aunque la energía eólica es su principal apuesta. Es decir han entrado en el sector en la punta de tecnología, donde están en mayor igualdad de condiciones con las compañías eléctricas.

El caso de ACS es totalmente distinto, ya que ha comprado un paquete de acciones muy importante, pero que no asegura el control, en una eléctrica tradicional. Y no parece que el sector eléctrico español, tal y como esta hoy por hoy, sea una inversión atractiva. Como demuestran los datos, la evolución reciente de las cuentas de las empresas del sector ha sido plana en cuanto a resultado de explotación o EBITDA y en cuanto a beneficios. Incluso habría que ver en que quedarían dichas cuentas aplicando rigurosamente las nuevas normas de contabilidad (NIIC). Probablemente las empresas españolas saldrían aún peor paradas.

Diferencias con Europa.- Esta evolución sectorial no ha sido pareja a nivel europeo. En Alemania ha habido mayores avances en facturación, y el resultado bruto de explotación y el beneficio neto ha crecido a tasas que doblan el incremento de facturación. En Francia, pese a que los avances de facturación han sido parecidos a los de nuestro país, han venido acompañados por un resultado bruto que crecía al doble de velocidad, y un beneficio neto que ha crecido cuatro veces por encima de la facturación. El causante de esta situación es el principal argumento que despierta los recelos de los analistas respecto a la entrada de ACS en Unión Fenosa. Mientras que en la mayoría de Europa los precios de la electricidad han crecido desde el año 2000, en algunos casos por encima del 60% y como media en torno al 10%, en España las tarifas han caído, un 10% las de grandes consumidores y un 1% para el resto. El caso francés es parecido al español, con la salvedad de que en el país vecino la inmensa mayoría de la electricidad la producen centrales nucleares, y por lo tanto su estructura de costes es más favorable ante la situación actual, y la amortización de las inversiones permite que los descensos en precios no repercutan en resultado bruto de explotación o beneficio.

Entonces, ¿qué ha llevado a ACS a pensar que la inversión en una eléctrica, que ni siquiera le otorga el control de la compañía de forma automática, le producirá beneficios?. Existen evidentes sinergias, pero esto no es suficiente para justificar la inversión, solo hay una razón evidente, que la situación general del mercado eléctrico español cambie, y en particular que la tendencia a la baja del precio de la energía se invierta. Hay bastantes probabilidades de que el cambio se produzca, ya que por un lado se baraja que la tarifa eléctrica podría subir en 2006 más de un 6%, y tal y como están las cosas en los últimos meses, podríamos asegurar que la mayor facturación que implicaría esta medida iría principalmente a mejorar el resultado bruto de explotación y a crecimientos en el sector beneficio neto.

Esta posibilidad cada día que pasa se convierte más en certeza. La subida del kilovatio, explicaría la inversión en Unión Fenosa como una operación especulativa, con vistas a revenderla en cuanto aparezca una oferta ventajosa. Pero esta no parece ser la intención última. Dadas las declaraciones de Florentino Pérez, presidente de ACS, más bien parece estar inclinado a incrementar su participación en la eléctrica, lo que implicaría una OPA, que a vender su paquete al primero que le ofrezca una plusvalía aceptable.

Solo queda una razón de peso para explicar este movimiento, si entendemos que la probable subida de tarifas para el año que viene limita el riesgo de la compra. El gran premio se encuentra al final de la anunciada reforma del mercado eléctrico español. Y ya tenemos un adelanto bastante fiable de en qué va a consistir dicha reforma, una vez que se ha publicado el Libro Blanco de la Energía, fechado en julio de este año, que no se ha hecho público hasta la primera semana de Octubre.

Reforma del mercado.- El Libro Blanco de la Energía propone medidas en todos los frentes, pero hay algunas que favorecerán más que otras la posición de Unión Fenosa. En especial las referentes a la mitigación del poder de mercado, el cual ejercen en la actualidad sus principales competidoras, Endesa e Iberdrola. Una de las principales conclusiones del libro es la inexistencia de competencia real, la cual solo se puede alcanzar si las compañías líderes ceden parte de su cuota, lo que facilitaría las cosas para la tercera en discordia, Unión Fenosa. Este libro también hace hincapié en uno de los problemas crónicos del sector eléctrico en España: el llamado déficit de tarifa, que se ha intentado paliar con los costes de transición a la competencia (CTCs), un mecanismo que a tenor de lo que se dice es francamente mejorable.

La adecuación de la tarifa a los costes de generación, es probablemente el punto más importante del documento y el más necesario para el sector. Las medidas a favor de la creación de nuevas instalaciones y las relativas a la reforma del mercado mayorista y minorista mejorarán la viabilidad futura del mercado.

La entrada de ACS en el sector parece bastante acertada, ya que hay muchas probabilidades de obtener importantes plusvalías y las subidas del precio de la energía que se barajan para el próximo año, reducen el riesgo de que la inversión se salde con pérdidas. Si se trata o no de una operación aislada, es algo que está por ver, y que dependerá de si alguna otra constructora española entra en la puja por el 15% de Electricité de France. Parece que el precio será determinante, pero a priori parece una inversión muy apetecible.

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