FIRMAS

El compadre del Rey

Alfonso Rojo

Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
El rey Juan Carlos, que los demás no sabemos si tratarlo de usted o llamarle majestad cohibidos por el protocolo, Hugo Chávez le echó el brazo por encima del hombro y lo aferró como si fuera su compadre.

Chávez juega muy bien en la corta distancia. Se planta cerca, baja el tono de voz y desborda confianza en sí mismo. Con los periodistas es un artista. Distinto a Fidel, porque carece de la profundidad ideológica del barbudo cubano, pero bueno. No pide cuestionarios previos, ni rehúye preguntas. La última vez que estuve con él, entre pinchito de queso, pedacito de lomo de res y cerveza helada, afloró en la conversación la frustración que producía entre los españoles que hubiera en Venezuela más de 40 etarras viviendo la gran vida. Me cortó tajante: "Si el Tribunal Supremo los considera culpables, al minuto siguiente los meto en un avión y los mando para allá". No ha mandado a Madrid ni uno solo.

Este populista ex teniente coronel de 51 años, que nació en el seno de una familia pobre, jugó como semiprofesional al béisbol, intentó derrocar a tiros a Carlos Andrés Pérez, y cumplió dos años de cárcel, no deja de hablar y provocar polémica desde su llegada a la Presidencia en febrero de 1999. En los seis años transcurridos desde entonces, ha cosechado muchos enemigos. Las encuestas dicen que su popularidad ha caído del 80% al 20%, pero él sigue inasequible al desaliento, exudando confianza y convencido de que su Revolución Bolivariana es un éxito.

Le pregunté por Aznar y me contestó tan fresco que era “un amigo”. Me dijo que no conocía personalmente a Felipe González. Que el Rey Juan Carlos era “otro amigo”. Ahí añadió taimado: “Creo ser el único que le da una palmada en la espalda y le dice ¿Cómo estás, Juan Carlos?”. A la vista de lo ocurrido el fin de semana pasado en Salamanca, hay que reconocer que Hugo Chávez no farolea. Al menos en esos temas. Del presidente Zapatero me dijo que le preocupa y que cada vez que coinciden en una ceremonia, le suelta en mal inglés: "I want to be your friend".

A este ex teniente coronel de 51 años, que ha ganado arrolladoramente cuatro elecciones consecutivas, le gusta compararse con Simón Bolívar y parafrasea al prócer libertador, pero los empresarios que temen su descarnado populismo, las gentes de clase alta, los periodistas y los obispos que lo acusan de promover la confrontación prefieren asociarlo a Benito Mussolini.

La popularidad de Chávez ha caído en picado, pero si hoy se celebrasen elecciones, ganaría, aunque por un margen más estrecho que antes. Las matemáticas demográficas juegan a su favor. En Venezuela, país petrolero y una de las naciones más ricas del mundo, hay un 3% de ricos de verdad y un 17% de ciudadanos instalados en la comodidad. El 80% restante son pobres de solemnidad y esos ven a Hugo Chávez, el compadre del Rey, como uno de los suyos.