Carlos Malo de Molina
Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
Tener una vivienda propia se ha convertido en el sueño prioritario de muchos jóvenes españoles, sin embargo, la falta de una estabilidad económica, unida al elevado precio de la vivienda lo convierte en un imposible para la mayoría.
En el último informe del Injuve sobre La juventud en España, realizado entre la población con una edad comprendida entre los 15 y los 29 años, la mayor parte de los jóvenes expresa su deseo de vivir en su propia casa (66,5%); este deseo adquiere una mayor intensidad entre un 20,7% de ellos, que no duda en manifestar que adquirir un inmueble sería su máxima ilusión si tuviese dinero, sólo ligeramente superada por viajar (21,8%).
Son múltiples los factores que condicionan la posibilidad de ver satisfecha esta ilusión, aunque inciden de forma especial la precariedad laboral y la dependencia económica que muchos de ellos aún tienen. A pesar de que una amplia mayoría de los jóvenes españoles ha tenido alguna actividad laboral remunerada a lo largo de su vida (73,4%), en la actualidad esta cifra alcanza a un 53,5%, un 47,2% si tomamos como referencia a los que trabajan con dedicación exclusiva o se trata de su ocupación principal; sin embargo, la elevada tasa de temporalidad que tiene el empleo juvenil -alrededor de la mitad de los jóvenes con empleo tienen un contrato temporal (52%)- complica enormemente la posibilidad de que puedan suscribir una hipoteca que les va a costar devolver casi toda una vida.
Al problema laboral también se une el que sólo uno de cada cuatro jóvenes españoles (24,2%) manifiesta tener autonomía económica completa y vivir exclusivamente de sus ingresos, el resto (74,5%) recibe el apoyo total (38,5%) o parcial (36%) de otras personas, principalmente de sus padres (82%), para poder hacer frente a todos sus gastos.
Por último, en el capítulo de los ingresos, igualmente fundamental para poder plantearse la compra de una vivienda, sólo el 18,9% de los jóvenes de nuestro país tiene un sueldo superior a los 980 euros mensuales después de impuestos, encontrándose el salario medio neto mensual en torno a los 780 euros, cantidad claramente insuficiente hoy día para hacer posible a esta demanda tener un lugar para vivir de forma independiente y a costa del sueldo propio.