La atalaya/ Rafael Gómez Parra
Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
Luis del Rivero ha decidido, tras varios intentos, retirarse de la batalla para controlar el BBVA. Sus planes de conseguir primero el 8%, luego el 5%, y finalmente el 3% de las acciones del banco que preside Francisco González han ido fracasando, hasta que sus propios socios le han convencido de que iba a ser una guerra demasiado dura en la que, además, no había una seguridad plena de ganar, dada la resistencia que oponía el consejo de administración de la entidad financiera.
José Manuel Loureda, ex presidente y fundador de Sacyr, además de uno de sus máximos accionistas, Manuel Manrique, el hombre de confianza de Del Rivero, junto a Fernando Martín (Martinsa) y Caixa Galicia, casi un 30% del capital social, fueron finalmente los que convencieron al presidente del grupo para que anunciara su renuncia antes de la junta de accionistas del BBVA, que se celebrará el 26 de febrero.
Otros consejeros de SyV, como Juan Abelló, Vicente Benedito, Matías Cortés o Demetrio Carceller, eran, en cambio, partidarios de mantener la apuesta, confiando todavía contar con el apoyo del Gobierno –Pedro Solbes y Miguel Sebastián se habían mostrado favorables a la entrada de Del Rivero- y con el efecto que algunas iniciativas gubernamentales, como la decisión del fiscal general, Cándido Conde-Pumpido, de permitir que el asunto de FG Valores-Merryl Linch entrara en la Fiscalía Anticorrupción, pudieran tener todavía en el ánimo de González y le hicieran desistir de su oposición a la entrada de SyV.
El fracaso de la denuncia de la Cadena SER a la CNMV sobre las supuestas irregularidades de la venta de FG Valores a Merryl Linch, propulsada por el principal asesor de Luis del Rivero, el abogado Matías Cortés, que además provocó las iras del presidente de la Comisión Nacional de Valores, Manuel Conthe, fue la gota de agua que colmó la paciencia de los socios del presidente de SyV, que habían ratificado por dos veces la apuesta de Del Rivero en su empeño, casi personal, de entrar en el consejo del BBVA.
Otros hechos que han aconsejado a los socios de Sacyr dejar, por ahora, el empeño, han sido la aparición de dossieres contra Del Rivero (caso Murcia) y Juan Abelló (caso Agencia Tributaria 1997) y el anuncio de nuevos informes confidenciales. Abelló, uno de los principales impulsores de la operación, tuvo que dimitir nada más conocerse los primeros detalles de la operación, de su cargo de vicepresidente del SCH, para no perjudicar a Emilio Botín, que estaba a punto de sentarse en el banquillo de la Audiencia Nacional por el caso de las jubilaciones de Amusátegui y Corcóstegui. El empresario está presente, a través de Torreal, en importantes empresas españolas, como Aceralia, SCH, Famosa, Endesa, etc. Otro de los participantes más activos, Demetrio Carceller, presidente de Cervezas Damm y Disa, ha tenido que dimitir como consejero de Cepsa tras haber comprado la red de gasolineras de Shell en España.
Una de las claves del fracaso de la Operación Sacyr ha sido la negativa de las antiguas familias del BBVA (el sector Neguri) a secundar la iniciativa de Del Rivero-Abelló, a pesar de que Vicente Benedito había asegurado que algunos de los más antiguos accionistas del banco participarían con un 2% o un 3%, lo que sumado al 3% de Sacyr y otro 2% que Abelló y Carceller comprarían a título individual, hubiera dado ese 8%.