FIRMAS

Un negocio ‘de bolsillo’

Gema Fernández

Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
Hace ya siete décadas que el negocio de la compra-venta de inmuebles entró en los hogares de más de 200 millones de familias de todo el mundo de la mano de ‘Mr. Monopoly’, el simpático millonario ‘entradito en carnes’, con sombrero de copa y bigote estilo lord inglés que aparece en todas las cajas de este popular juego de mesa, que en su larga historia ha sido traducido a casi una treintena de idiomas. Quizá podría considerarse a este personaje como el constructor más grande de Norteamérica -de hecho, fabrica miles de millones de casas al año, eso sí, no emplea el ladrillo para levantarlas-; o al menos como el precursor de los grandes inversores inmobiliarios que han surgido a lo largo y ancho del globo terráqueo desde 1935, incluidos los directivos de las principales compañías españolas.

Habría que preguntar a todos ellos si crecieron jugando al Monopoly y si sus inquietudes empresariales surgieron una tarde de diversión con familia o amigos frente a un tablero con fichas de colores, billetes de juguete y hoteles y casitas de plástico.

Porque, ¿quién no ha jugado alguna vez al Monopoly?, ¿quién no ha soñado con convertirse en el millonario real que logra ser frente al tablero? Es más, ¿a cuántos españoles les gustaría que comprar una casa en la que formar un hogar fuese tan fácil como hacerlo en el juego...?
Las estadísticas oficiales cifran en 500 millones las personas que han jugado alguna vez al Monopoly y en 5.000 millones las pequeñas casitas verdes que se han construido desde la salida al mercado del primer tablero de este juego. Es más, los hermanos Parker, propietarios de la patente, imprimen el equivalente a 50.000 millones de dólares anuales en billetes de juguete.

Fichas de metal, de madera en las épocas de ‘vacas flacas’ -como la Segunda Guerra Mundial, cuando el juego servía para pasar de contrabando dinero real y mapas para que los prisioneros se escaparan de los campos alemanes-; ediciones especiales para niños -Disney, Shrek-, en braille, e incluso de chocolate. Todo vale para introducir al público en el ‘maravilloso mundo del ladrillo y la compra-venta de inmuebles’. Un sueño que sólo unos pocos hacen realidad...