FIRMAS

Secretos del Gobierno Aznar

El búho/ Lope de Aguirre

Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
Poco a poco se van conociendo más datos de lo que ocurrió en el Gabinete de José María Aznar respecto al apoyo sin ambages del anterior Gobierno a la guerra de George Bush y Tony Blair contra Irak. No sólo el entonces vicepresidente económico, Rodrigo Rato, estuvo en contra de la intervención española en la guerra, sino que también era radicalmente contrario su homólogo en la cartera de Hacienda, Cristóbal Montoro, dato que no había trascendido hasta la fecha.

En una reunión del Gabinete, pero fuera de las deliberaciones del Consejo de Ministros, José María Aznar manifestó su apoyo total a los planes de Bush de invadir Irak y fue preguntado la opinión de sus ministros, convocados ad hoc. Rato dió una opinión absolutamente contraria a la intervención española, pero Aznar no hizo ningún comentario, sólo frunció el ceño.

Cuando le llegó el turno a Cristóbal Montoro, éste se limitó entonces a formular una pregunta con respuesta incluida: “Pero, presidente, ¿cuánto nos va a costar la guerra de Irak?”. Montoro manifestaba su oposición buscando el punto flaco del Gobierno, que era, precisamente, la cuestión económica. Un punto que debió pesar algo para que, al final, Aznar se decidiera por la tesis de su entonces titular de Defensa, Federico Trillo; es decir, apoyar la intervención, pero no con las armas, sino como “ayuda humanitaria”, una vez el ejército anglo-americano hubiera derribado a Sadam Hussein.

Con un nuevo partido en el Gobierno, los ex compañeros de Aznar, se unen al ‘enemigo’, como es el caso de la ex ministra de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, que ha hecho gestiones con gobiernos conservadores con los que tiene buena relación para pedirles que envíen representantes de nivel a la cita española del próximo 11 de marzo, cuando conmemorará el aniversario del atentado de Atocha con un encuentro entre destacados dirigentes de todo el mundo. Ante la brutalidad del atentado y el homenaje a las víctimas, no hay ideologías ni políticas que valgan.