Misterios de la historia/Gema Fernández
Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
Hasta el momento, investigadores de renombre mundial han apoyado cuatro teorías posibles sobre la construcción de las pirámides de Egipto, todas ellas basadas en el corte y pulido de bloques de piedra de entre 2 y 7 toneladas de peso, que luego eran trasladados sobre trineos o rodillos de madera y elevados a través de rampas hasta alcanzar la altura deseada; en el caso de la Gran Pirámide, casi 147 metros.
Ahora, dos investigadores argentinos, el doctor en Medicina Edmundo Ashkar y la traductora de jeroglíficos egipcios Amalia Frontini, han elaborado una nueva teoría que difiere totalmente de las anteriores y que ha revolucionado el campo de los estudios sobre egiptología.
En su opinión, la pirámide egipcia de Kheops no se construyó colocando un bloque sobre otro, sino que fue esculpida en la piedra de una montaña por artesanos especializados en el arte de tallar, que modelaron así la única de las siete maravillas del mundo antiguo que aún sigue en pie. “Creemos que fue tallada escalón por escalón, a partir de la sombra proyectada por el anterior, desde arriba hacia abajo. El aspecto externo de bloques en la piedra caliza de la pirámide fue causado por el paso de 4.640 años, y la erosión del viento, el agua y la arena, sumados a la amplitud térmica del desierto y los movimientos sísmicos”, han explicado los investigadores argentinos.
Ashkar y Frontini sustentan su teoría en la observación de otros monumentos egipcios también tallados en la roca, como es el caso de los templos de Abu Simbel y Nefertary, todo el Valle de los Reyes, el Valle de las Reinas, el Valle de los Nobles, el Serapeum y la famosa esfinge de Ghiza, ubicada en la misma explanada de las pirámides. Además, según Frontini, “si la pirámide de Kheops hubiera sido construida por superposición de bloques de piedra, las líneas de los bloques deberían verse también desde su interior, cosa que no ocurre”, afirma.
La pirámide de Keops es la más grande de las tres pirámides de la meseta de Ghiza, a las afueras de El Cairo. Se halla en la ribera izquierda del Nilo, y es la más septentrional. Se cree que fue edificada durante el reinado de Kheops o de Koufou, reyes de la IV dinastía (entre 3.000 y 2.500 a.C.). Por su altura, y su base de más de cinco hectáreas, no es comparable a ningún edificio levantado por manos humanas, y aún hoy se asombran los arquitectos y los ingenieros modernos al pensar en los medios empleados para acumular tal montaña de piedras. Según Herodoto, 3.000 obreros trabajaron directamente en su construcción durante veinte años.
Está construida de forma que sus lados se orienten hacia los cuatro puntos cardinales, y el reflejo de las sombras acusara con una exactitud cronométrica los puntos esenciales del año solar, dando las fechas precisas de los equinoccios de primavera y otoño y los solsticios de invierno y verano. Además, sumando las dos diagonales de la base, aparece una cifra en pulgadas piramidales que es, precisamente, el número de años que se requiere para que los equinoccios vuelvan a la misma posición y tengan lugar sobre el mismo punto.