Villa y corte/Alberto Delgado
Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
El delegado del Gobierno en la Comunidad de Madrid, Constantino Méndez, ha dedicado unas palabras hacia las Bescam poco afortunadas, diciendo que “bienvenidas sean si es para ayudar y, si no, que no molesten”. El Colectivo Profesional de la Policía Municipal madrileña ha salido al paso de estas afirmaciones, para señalar que son ellos los que están más cerca de los ciudadanos. En la prevención y lucha contra la delincuencia, la coordinación entre los distintos Cuerpos de Seguridad es fundamental, y aquí no sobra nadie, sino más bien lo contrario, porque las dotaciones para la seguridad ciudadana siempre serán insuficientes.
El papel de la policía de barrio, reconocido en teoría, pero de difícil aplicación hasta el momento en la práctica, debe ser potenciado. La figura del “bobbie” inglés debería servir de ejemplo. Lo ideal sería que hubiera una pareja de policías para cada perímetro determinado en la capital, que, a fuerza de patrullar por la misma zona, acabaría conociendo a los vecinos, distinguiendo a los pacíficos de los conflictivos, y detectando la presencia de elementos sospechosos.
La gran extensión de la capital y su numerosa población, que sobrepasa los tres millones de habitantes, hacen necesaria la presencia de fuertes efectivos policiales. A la delincuencia común, a los habituales, se suman las mafias organizadas, los que trafican con drogas, roban y asaltan personas y establecimientos, sin olvidar a muchos inmigrantes que, amparados en la inmensa mayoría que llega a Madrid en busca de un puesto de trabajo, lo hacen para delinquir.
Ante este panorama, pensar, como lo ha hecho el delegado del Gobierno, que las Bescam pueden molestar o entorpecer la labor de la Policía Nacional es ignorar la necesidad que tiene Madrid de unas fuerzas policiales que deben actuar coordinadas, pero también, y sobre todo, en labores relacionadas con la prevención, estar cerca de los ciudadanos.
Por todo ello, resulta absurdo poner en cuestión la necesidad de la existencia de la policía de barrio.