FIRMAS

Féminas constructoras

Gema Fernández

Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
El tajo’, un trabajo hasta ahora relacionado con el sexo masculino y al que siempre se ha calificado de ‘muy duro’, está empezando a abrir sus puertas a las mujeres. De forma lenta pero segura, las ‘féminas’ comienzan a interesarse por este sector gracias, entre otras cosas, a la introducción de las nuevas tecnologías que, según los expertos, “han dulcificado” los esfuerzos requeridos y la dureza de las tareas a realizar.

Cada vez son más las mujeres con casco y ropa de trabajo que se ven a pie de una obra, aunque no suele tratarse de obreras propiamente dichas, sino más bien de inspectoras especialistas en prevención de riesgos laborales, aparejadoras o ingenieras. Es cierto que son escasas las que se colocan delante de un cuadro de mandos de una pala mecánica o subidas a un andamio poniendo ladrillos. Eso sí, no me atrevería a asegurar que esto es así porque no existe tal demanda, quizás el sector constructor sigue siendo uno de los bastiones del machismo laboral.

Sea como fuere, las cifras no engañan, y aunque el avance es muy lento, los responsables de la Fundación Laboral de la Construcción se muestran optimistas ante el futuro de la mujer en este mercado. De hecho, el 16% del alumnado que acude a sus cursos es del sexo femenino, y de las aspirantes a un empleo, ocho de cada diez se inclinan por recibir enseñanza relacionada con la prevención de riesgos laborales.

Así, de las casi 19.000 personas que acudieron durante la última campaña (2003-2004) a los cursos formativos impartidos por la Fundación, más de 3.000 fueron mujeres. Dentro del alumnado femenino, el colectivo más interesado es el de las mujeres con edades comprendidas entre los 25 y los 45 años, que supuso el 85% de las participantes en los cursos, seguidas de las más jóvenes, que representaron el 11% del alumnado.

Sin que se me tache de feminista, y teniendo en cuenta las diferencias físicas entre hombres y mujeres (que es imposible negar), podríamos decir que el mercado laboral español está equilibrando su sexo. Y eso es de aplaudir.