Villa y corte/Alberto Delgado
Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
El pasado fin de semana, regresando a Madrid por la carretera de Colmenar, tras pasar esa gigantesca colmena de casas que es Monte Carmelo, me di cuenta de que la carretera estaba prácticamente igual que hace unos años, pero el tráfico por ella va a aumentar de forma espectacular. Si no se toman medidas, el colapso que se va a producir en la entrada a Madrid, en ésta y otras carreteras afectadas por la proximidad a los PAUs, va a ser monumental.
Si se quieren solucionar los problemas, y más en la circulación, no basta con enfrentarse a ellos cuando se producen; hay que prevenir y tomar medidas antes de que se conviertan en realidad. Un buen político no es sólo el que sabe enfrentarse a los acontecimientos, sino el que sabe anticiparse a ellos.
Esta reflexión puede ser aplicable a la política del PP. El discurso del alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, en el Congreso del Partido Popular, puede haber resultado polémico, pero es indudable que ha puesto el dedo en la llaga sobre las causas de la derrota del partido en las pasadas elecciones generales. Buscar la excusa de que los atentados del 11-M fueron los únicos causantes del vuelco en las urnas es ignorar la realidad. Y la realidad es que se había producido un distanciamiento entre el partido y la sociedad, que, unido a lo anterior, produjo la derrota electoral. Por no haber sabido comunicar bien sus logros, por excesiva confianza en sus propias fuerzas, por subestimar a sus oponentes y, por supuesto, por el 11-M, por todo ello en su conjunto, el PP fue apeado del Gobierno por las urnas.
La autocrítica es siempre conveniente, y hasta necesaria. En este caso llega tarde, aunque nunca es demasiado tarde para rectificar. Si los atentados terroristas pudieron haber sido previstos es algo difícil de precisar. Pero una reflexión a fondo y a tiempo de la falta de suficiente sintonía entre el Gobierno, el partido y la sociedad, con las consiguientes medidas para solucionarla, quizás hubieran impedido que los efectos de los atentados no hubieran sido decisivos. Fue, entre otras cosas, un problema de falta de anticipación. Y se pagaron las consecuencias, en forma de derrota electoral.