Pasaba por allí/Olga Heras
Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
Los idus de septiembre, si los hay, no han sido hasta el momento propicios para Alberto Ruiz-Gallardón. En menos de una semana el regidor capitalino ha padecido impotente que un pequeño desajuste de salud le dejará a medio gas en época de conjuras populares y, sobre todo, ha visto frustrarse definitivamente sus ilusiones de ocupar un lugar en el nuevo Olimpo de Mariano Rajoy, es decir, en la nueva dirección que emerja del Congreso Nacional que el PP celebrará a primeros de octubre.
El papel que el próximo presidente del Partido Popular reserva al hasta ahora “enfant terrible” del PP madrileño no está claro (motivo más que sobrado para que el cuerpo y la mente del regidor no estén en plena forma), aunque se intuya que Gallardón, apeado ya de las mieles de una anunciada vicepresidencia, tenga que conformarse con asistir a los famosos “maitines” de Génova.
Donde ni quita ni pone rey el líder del PP es a la hora de hablar del posible ascenso de Esperanza Aguirre a la presidencia de los populares madrileños. Más allá de estas omisiones, lo cierto es que la mandataria autonómica parece contar con grandes posibilidades de hacer su sueño realidad, si se tiene en cuenta la favorable acogida que su puerta a puerta está teniendo entre los dirigentes locales del PP. Como si estuviera en plena campaña electoral, y muchas veces al rebufo de actos institucionales, Aguirre no desaprovecha sus visitas a los municipios madrileños para tener un vis a vis con los líderes de su partido, a quienes, al parecer, pregunta sin complejo ni ambages cuál será su posición en el Congreso Regional del PP de Madrid.
El cómputo de estas entrevistas es más que favorable, incluso en feudos, véase Getafe, en los que Pío García Escudero ha reinado in pectore en estos últimos años. Omnipresente en el territorio madrileño, Esperanza Aguirre pone primeras piedras, baila jotas y anima en los palcos futboleros de la región en una sola jornada, casi siempre escoltada en su ir y venir por un Francisco Granados prácticamente convertido en sombra de la mandataria autonómica.
Tampoco la otra cara política de la Comunidad de Madrid se da respiro. Rafael Simancas está empeñado en hacer bolos por doquier y plataformas encuentra para ello en los muchos ayuntamientos de la región que llevan la seña de identidad de los socialistas. Si el líder del nuevo PSM quiere ser altavoz de las demandas de estos munícipes a la presidenta regional, también aspira a convertirse en eficaz interlocutor de los asuntos locales y el Gobierno Zapatero.
Simancas quiere hacer ejército, o lo que es lo mismo allanar el camino hacia su futura candidatura a la presidencia regional de 2007, y es bajo esa premisa que el PSM ha comenzado a caminar evitando las estridencias políticas que la anterior dirección regional mantuvo con las agrupaciones locales.