Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
El ‘boom’ inmobiliario español ha dado lugar a que cualquier edificio sea transformado en viviendas, dada su mayor rentabilidad a corto plazo. Así, hemos visto oficinas, hoteles, locales comerciales o edificios industriales adquiridos para ser comercializados, tras una limpieza de cara, para uso residencial.
En Baleares, el Gobierno regional, anunció hace unos meses que quería reconvertir los hoteles y apartamentos turísticos viejos en viviendas. Igualmente, el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, ha asegurado que las plazas hoteleras que no sean rentables tras los Juegos Olímpicos de 2012 podrán cambiar su uso a residencial.
El caso de las oficinas es parecido, ya que el 25% de las mismas se compra para hacer casas. Después de cuatro años de descenso de las rentas de alquiler ya se han visto varios casos de compras de edificios de uso terciario con la finalidad de convertirlos en viviendas de lujo. Sin embargo, el industrial sigue siendo el uso que más se resiste a esta transformación.
Lofts y rehabilitación.- Las naves industriales de los alrededores de Madrid están retenidas por sus dueños a la espera de una recalificación para vivienda libre, cuenta Pedro Gamero, de Testa, el Ayuntamiento debería retenerlos para VPO en alquiler y, en concreto, para hacer lofts, dice. “Los problemas legales existentes con estas viviendas semi industriales se pueden quitar por decreto”, explica Gamero.
Pero, al menos en Madrid, esto está muy lejos de ocurrir, ya que el Ayuntamiento quiere que las licencias para cualquier tipo de actividad industrial incorporen la prohibición expresa de que se utilicen como vivienda o se les de un uso residencial.
Son precisamente estas lagunas legales las que eliminan para muchas promotoras la posibilidad de invertir en este tipo de casas, según comenta Yuri Rabassa, de la inmobiliaria Petrus.
Pero no sólo eso, sino que la desidia de las administraciones en este aspecto ha llevado a que aún no exista un catálogo de edificios industriales abandonados susceptibles de ser convertidos en viviendas.
Además, los promotores creen que debería haber más libertad para la reconversión de los edificios, sobre todo aquellos situados en los centros de las ciudades. “Rehabilitar es muy caro, pues te obligan a conservar muchos elementos. Deberían permitir que se tirase todo menos las fachadas”, comentan desde Testa.