Nino Olmeda
Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
Los resultados de las elecciones al Parlamento Europeo han sido debatidos por los grupos políticos con representación en la Asamblea de Madrid. Unos y otros mencionaron los datos favorables, escondieron los no gratos y pasaron de puntillas al referirse a los que no fueron a votar, más del 55% en toda España y algo menos del 50% en la Comunidad de Madrid.
Unos y otros cruzaron datos y comicios y siempre salían favorecidos: que si unas décimas más que en las elecciones autonómicas y algo menos o más que en las pasadas generales del 14 de marzo.
Nadie habló de la legititimidad de los elegidos a espaldas de, al menos, la mitad más uno de la ciudadanía. Es difícil saber qué harían los políticos si el porcentaje de participación sigue decreciendo, aunque es más que probable que el que calla cuando es votado por el 49% del 50% de la población convocada también lo haga cuando sólo acuda el 15, 20 ó 25% de los llamados a las urnas en cualquier cita electoral.
Lo que parece nítido y claro es que en las elecciones europeas de 1999, el PSOE consiguió casi un millón de votos, 26.013 menos que el pasado 13 de junio. Todo un record, cinco años después y con un buen número más de votantes. Algo similar le sucede al PP, que en 1999 obtuvo cerca de 1,3 millones de votos, 204.968 menos que el pasado domingo. Otro gran logro. Ellos siguen diciendo que han ganado. Dejando por sentado que, pese a la alta y descarada abstención, la vida sigue igual, pasaron de la euforia matinal por los resultados electorales de los dos grandes partidos y la decepción por la bajada de IU -que se dirige éxito a éxito hacia la derrota final que tanto puede alegrar a los defensores del bipartidismo- al trabajo cotidiano.
Todos son conscientes de que queda poco tiempo para echar el cierre antes del verano, y por eso trabajan sus señorías para dejar un buen sabor de boca entre la ciudadanía y que lo que permanezca no sea lo del viaje de Reneses, el primer aniversario del ‘tamayazo’ o los constantes cruces de declaraciones entre unos y otros. Sería preferible que quedase la imagen de proponer para conseguir.
La vida sigue igual, a pesar de que la mitad de los madrileños no sabe ni contesta. Peor para ellos, qué dirían nuestros actuales representantes…