Nino Olmeda
Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
La izquierda madrileña, en la oposición en la Asamblea de Madrid, busca cómo afrontar el futuro político para remontar posiciones respecto al PP. Los socialistas, comandados por Rafael Simancas, han mejorado sus resultados de hace cuatro años, mientras que la coalición, dirigida por Fausto Fernández, tiene menos diputados que antes. Ambos basan todas sus aspiraciones en ser la imagen pública de sus respectivas formaciones.
Dan ruedas de prensa un día sí y otro también, son los protagonistas del debate sobre las enmiendas a la totalidad a los presupuestos preparados por la consejera de Hacienda y piensan, en secreto y en privado, cómo reaccionar para ir preparando en las mejores condiciones el aspirado ascenso electoral con el sano objetivo de que se vea reflejado en los comicios de 2007.
Tanto protagonismo no siempre da los mejores resultados. Simancas demostró en el pleno parlamentario donde se debatieron las enmiendas a la totalidad que tiene muchas ganas de hacerlo bien, pero eso no le sirve para mucho en sus lances dialécticos cuando se enfrenta a la consejera responsable de las cuentas regionales, Engracia Hidalgo, o al portavoz del PP, Antonio Beteta, dos verdaderos expertos y conocedores de la materia. Se echó en falta el temple y formación del socialista Adolfo Piñedo.
El portavoz de IU hizo lo que pudo en el citado debate parlamentario, pero sacó poco jugo a su discurso. No se echó en falta a nadie de la coalición con conocimientos presupuestarios. IU se encuentra en un callejón casi sin salida, porque a nivel nacional, su líder, Llamazares, parece la pareja de hecho del presidente de España, José Luis Rodríguez Zapatero, con lo que queda atrapada la coalición en un juego que cada vez más se parece al bipartidismo. A nivel regional, Fausto pretende elaborar un discurso propio sin tener en cuenta si el PSOE o el PP lo van a compartir.
Mientras Fausto busca su discurso, Simancas trabaja para salir reelegido secretario general de la FSM. En el último Comité Regional del partido, se llevó muchas críticas por sus prisas para convocar el congreso que le alzará de nuevo al ‘número uno’, pero también su propuesta cosechó un montón de votos. Es la continua contradicción de algunos socialistas madrileños, que hablan y hablan pero luego votan pensando en su futuro no en sus ideas.