El Ayuntamiento ha solicitado la exención de informe de impacto ambiental
Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
El Ayuntamiento de Madrid ha solicitado la exención del informe de impacto ambiental en la obra estrella de esta legislatura: el soterramiento de la M-30 a su paso por el Manzanares. El PSOE acusa al Gobierno municipal de “déspota” por excluir a los ciudadanos de un debate público sobre esta infraestructura y Ecologistas en Acción pide este informe para que se mitiguen los daños en los restos arqueológicos y paleontológicos.
Pablo Sola.
Madrid
El soterramiento de la M-30 en la zona del río Manzanares se ha convertido en una lucha por la protección del medio ambiente, tanto para el Ayuntamiento, que lo define como un “proyecto de recuperación medio ambiental”, como para el Partido Socialista, que se niega a que una obra de esta envergadura se haga sin realizar un informe de impacto ambiental.
Así, el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, ha solicitado al Gobierno regional la exención del informe acompañando un estudio elaborado por la empresa privada Evaluación Ambiental. Este documento advierte de que la obra podría tener efectos perjudiciales sobre el patrimonio histórico y arqueológico del valle del Manzanares y de que producirá importantes emisiones de gases contaminantes. Esto se debe a que, en los puntos de ventilación, los agentes contaminantes salen con mayor concentración. Por contra, dice que rebajará el nivel de ruido, no afectará a la flora y beneficiará a la fauna.
“Estos estudios privados están muy bien, pero el perjuicio fundamental es el despotismo del PP, que pretende saltarse el debate público que requiere el informe de impacto ambiental, mediante el cual la sociedad civil elige si quiere la obra o no”, dice Félix Arias, concejal del PSOE.
La declaración de impacto ambiental es un informe que realiza la Consejería de Medio Ambiente para analizar los daños contra la naturaleza o la afección al entorno que produce una obra o una infraestructura determinadas y propone, al mismo tiempo, medidas que mitiguen esos daños.
La Ley de Evaluación Ambiental, de junio de 2002, obliga a que las infraestructuras de transporte cuenten con ese informe, pero permite eximir de esa obligación en ciertos casos no detallados.
“El Ayuntamiento podría haber entendido que ni siquiera por su afección al río debía solicitarse el trámite ambiental, ya que éste está canalizado y no es zona de especial protección para aves”, explica Pío García-Escudero, concejal de Urbanismo. “Sin embargo, preferimos solicitar la exención acompañada de un estudio”, añade.
“La única razón declarada por el Ayuntamiento para solicitar la exención es la necesidad de cumplir plazos, cuando lo que habría que hacer es elaborar un plan global de movilidad para Madrid”, critica Arias.
Según las fuentes consultadas, en el valle del Manzanares existen ruinas romanas, restos arqueológicos de jardines renacentistas del siglo XVI y yacimientos paleontológicos, como tortugas o liebres gigantes.
“El informe de impacto ambiental trata de dejar las cosas mejor de lo que se encuentran, sin él, los yacimientos arqueológicos y paleontológicos existentes van a correr la misma suerte que los 30 cedros talados sin consideración en las obras de Atocha. No se puede actuar así”, dice Juan García, de Ecologistas en Acción. “Además, esta obra puede afectar a los niveles freáticos desecando la zona”, añade García.
Pero los planes del Ayuntamiento siguen adelante. El Consejo de Ministros ha aprobado la cesión de la titularidad de la vía junto a 53 millones de euros por parte de Fomento al Consistorio, que va a convertir la zona en 30 hectáreas de parques y jardines con una inversión de 3.000 millones de euros que se acabará a finales de 2007.