Residencias de calidad

Las segundas residencias han sido un elemento importante en los últimos años para mantener los altos niveles de producción de viviendas en nuestro país. Y pueden serlo más si desciende la demanda de productos residenciales para una primera ocupación, tal y como prevén los expertos para los próximos años.

Si bien estas previsiones han fallado en los últimos años, puesto que las viviendas iniciadas han aumentado año a año hasta alcanzar cifras históricas.

Los ciudadanos españoles, y de manera muy importante los compradores de fuera de nuestras fronteras, eligen nuestras costas en mayor medida como lugar para esas segundas residencias, en las que poder retirarse cuando les llegue el momento de la jubilación o para pasar las vacaciones mientras llega ese momento.

El Toyo, en Almería, y otros desarrollos urbanísticos que se extienden a lo largo de nuestras costas son un ejemplo de esto. Y cada vez más se imponen los productos de calidad. Ya no se piensa en las segundas residencias como elementos temporales que no tienen por qué reunir las mismas calidades que se consideran fundamentales en las viviendas. Así lo han entendido los promotores inmobiliarios y las administraciones públicas que apoyan estos desarrollos, y se aplican por presentar a potenciales compradores productos que incluyan los máximos estándares de calidad.

Y una semana más, los partidos políticos vuelven a dejar de lado a la vivienda y al urbanismo como bazas electorales. Parece que tienen en un cajón las promesas de construir cientos de miles de viviendas que son habituales en estos periodos de campañas electorales. Pero no nos hagamos ilusiones, tarde o temprano saldrán, lo que hace falta es que nos digan cómo piensan financiarlas y de qué partida van a sacar estos recursos. Las promesas son fáciles, lo difícil es cumplirlas llegado el momento.