INTERNACIONAL

La Opera de Sydney cumple 30 años

La contraportada

Leticia López de Santiago/Sydney

Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
El Teatro de la Opera de Sydney, icono indiscutible de la ciudad australiana, ha cumplido 30 años desde su inauguración. El arquitecto danés Jorn Utzon ganó el concurso internacional en 1956 y su construcción, no exenta de polémica, se prolongó hasta 1973 debido a las desavenencias políticas con el Gobierno .

Este año se cumplen 30 años de la inauguración del edificio más emblemático de Australia y uno de los más famosos del mundo, el Teatro de la Opera de Sydney, en cuya construcción no faltó la polémica, allá por los años sesenta.
Situado en la punta de Bennelong, en un islote en la mitad de la bahía de Sydney y enfrente de la ciudad, el teatro fue diseñado por el arquitecto danés Jorn Utzon (Copenhague, 1918) con una estructura exterior muy característica que ha sido objeto de diferentes interpretaciones más o menos poéticas: conchas marinas superpuestas, según unos, gajos de naranja tridimensionales, para otros, e incluso velas de un barco que surca la bahía. Fuese cual fuese su forma, este proyecto ganó el concurso internacional en 1956 y Jorn Utzon comenzó a dirigir la obra.
El sistema de cubiertas de hormigón que le da la particular forma al edificio, fue calculado junto al ingeniero británico Ove Arup (Newcastle, 1895), que creía en la arquitectura práctica y cuyos diseños buscaban satisfacer las necesidades sociales y públicas.
La obra se prolongó entre 1956 y 1973, debido a la cantidad de interferencias que encontraba. Así, en 1966, seis años antes de finalizar la construcción, el arquitecto danés abandonó el país y su proyecto por desavenencias políticas y técnicas con el entonces ministro de Obras Públicas de la región de Nueva Gales del Sur, Davis Hughes. Fue entonces cuando un grupo de arquitectos nombrados por el Gobierno se hizo cargo de la obra hasta su finalización. El resultado fue un incremento del coste final de la obra, que pasó de 2 millones de dólares en el proyecto original a los 66 millones que costó finalmente. Además, se modificó el diseño interior del edificio con respecto a lo proyectado por Utzon, aunque en el exterior se respetó el original.
Después de 1958 Utzon recibió multitud de encargos públicos, entre los que destacan el conjunto residencial de Fredensborg (1962-1963) y la iglesia de Bagsvaerd (terminada en 1976), ambos en Dinamarca, así como la Asamblea Nacional de Kuwait (1972-1985).
Este año, Utzon ha recibido el premio Pritzker, considerado como el Nobel de la arquitectura, que le fue entregado en la Real Academia de San Fernando de Madrid por Juan Carlos I, rey de España, quien destacó de Utzon su visión universal de la historia de la arquitectura. El arquitecto no pudo asistir a la ceremonia por su débil estado de salud y el galardón fue recogido por su hijo.
Esta ha sido la segunda ocasión en que estos premios, creados en 1979, se entregan en una ciudad española, la anterior tuvo lugar en Bilbao, en 1997, y cada año la Fundación Hyatt, su promotora, elige un país diferente para organizar la ceremonia. Unicamente 14 arquitectos han recibido este galardón, entre ellos el español Rafael Moneo, el británico Norman Foster y el japones Fumihiko Maki.
A sus 84 años de edad, este profesional, considerado como el mejor representante de la arquitectura orgánica de la segunda mitad del siglo XX, se encuentra retirado en su casa de Porto Petro, en la isla de Mallorca, que él mismo diseñó.