la atalaya/Rafael Gómez Parra
Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
www.euroinmo.com/fotos/rafaparra.jpg width=50 height=60 align=right hspace=10 alt=>El alcalde de Madrid ha abierto la caja de los truenos al subir los impuestos, en contra de la filosofía general que tanto ha venido defendiendo Aznar durante los últimos ocho años. La excusa: las inversiones prometidas en la campaña electoral y que van desde una nueva remodelación del centro, hasta el soterramiento de parte de la M-30, pasando por el Madrid Olímpico.
El Impuesto de Bienes Inmuebles, uno de los más generalizados y que afecta a todos los propietarios de viviendas, subirá el próximo año un 35%, el de vehículos, también masivo, aumentará un 17%, y el que grava a las construcciones, un 44%
La batalla está servida, y puede convertirse en la primera guerra entre los barones del Partido Popular, justo en el momento en que el sucesor, Mariano Rajoy, se está jugando el ser o no ser. Las críticas de Rodrigo Rato, que sigue siendo el hombre de la economía, contra el alza de Gallardón, han sido todo lo duras que pueden serlo en un partido donde las disidencias no están de moda y se consideran un “mal” que aqueja a los demás partidos, como el PSOE, pero no al PP. Rato ha insistido en que los nuevos presupuestos piden y dan menos que los que hacía Alvarez del Manzano, y eso ha tenido que doler.
La respuesta de Alberto Ruiz-Gallardón ha sido también dura, pero comedida: “El único que tiene que estar de acuerdo con lo que hago es Mariano Rajoy. Si él me dice que me vaya por subir los impuestos, lo haré”. Y la respuesta de Mariano Rajoy ha sido como la de los buenos gallegos: “Gallardón es quien tiene que explicar a los madrileños las subidas de gastos e impuestos”.
En general, el incremento del 26% de los gastos del Ayuntamiento de Madrid, y la consiguiente alza de los impuestos y tasas, ha sido acogida por los dirigentes del PP como una muestra de rebeldía de Alberto Ruiz-Gallardón y un paso más hacia su eterna pretensión de convertirse, algún día, en el máximo dirigente del PP, aunque hay quien (con mucha más maldad) apunta a que algún día, tanto él como José Bono (también eterno aspirante a dirigir el PSOE), puedan encontrarse o verse obligados a formar un nuevo partido de centro, que resucitaría a la extinta UCD.
El presupuesto de Madrid de Gallardón sumará el próximo año más de 4.380 millones de euros , de los que más de 2.700 millones se irán en gastos de personal (28,75%) y otros 1.460 millones en gastos corrientes (33,51%), con una inversiones de más de mil millones de euros, una cuarta parte de todo el presupuesto general. Con ese dinero, Gallardón está gestionando más obras y más servicios que muchos ministros y con más poder.
El resto de los alcaldes de la región madrileña -entre los que se encuentran municipios como Móstoles, Fuenlabrada o Alcalá de Henares, con 200.000 habitantes- han seguido el camino de Gallardón, porque están ahogados por las deudas, y han subido los impuestos, pero con más moderación: entre un 4% y un 9% de media. A pesar de todo, los ayuntamientos madrileños son deficitarios y sólo consiguen llegar a fin de mes y de año gracias a la gran actividad constructora y a la especulación inmobiliaria, vendiendo solares y enajenando bienes de propiedad pública.
Los grandes ingresos son los que proceden de impuestos sobre obras y vehículos, así como una multitud de tasas que van desde la expedición de documentos administrativos, la de apertura de establecimientos comerciales, la recogida de basuras o por la utilización de aceras para accesos a garajes.
El IBI, uno de los impuestos estrellas de los ayuntamientos, varía también extraordinariamente, hasta el punto de que en Boadilla del Monte, un pueblo rico, es tan sólo del 0,66%, y en Parla, un municipio de vecinos mucho más modesto, sube hasta el 0,723% del valor catastral.
Los tres municipios madrileños, con excepción de la capital de la región, con mayores presupuestos son Leganés (240,80 millones de euros), Fuenlabrada (169 millones ) y Móstoles (156 millones). Los que más recaudan en impuestos directos (IBI, IAE y vehículos, principalmente) son Alcalá de Henares, Alcobendas y Getafe.
Por el contrario, los impuesto indirectos tienen como líderes a Alcorcón, San Sebastián de los Reyes y Las Rozas. Las tasas, que suelen ser una de las protestas más habituales de los ciudadanos, son una de las grandes huchas de los ayuntamientos. Los más potentes a este nivel son Leganés (a través de Emsule), Getafe (25,60 millones), Alcorcón y destaca el caso de Rivas Vaciamadrid (un municipio con 40.000 habitantes y más de 18 millones de euros en este capítulo).
En el capítulo de los gastos, el de personal sigue aumentando: Móstoles, Leganés, Alcalá y Fuenlabrada, consumen más de 50 millones de euros en pagar las nóminas de su empleados. Los gastos corrientes, entre los que se encuentran habitualmente los gastos de teléfonos o la luz, tienen como más gastadores a Leganés, Alcalá de Henares, Móstoles y Getafe, por encima de los 34 millones de euros.
Uno de los capítulos más estimados de los presupuestos son las inversiones reales que se hacen en los municipios. En el año 2003, Fuenlabrada dedicó 71 millones de euros a este capítulo, seguida de Leganés, con 67,70 millones; Móstoles (53 millones) y Las Rozas, 45 millones.