villa y corte/ Alberto Delgado
Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
El tema de los horarios comerciales es como un hierro candente que quema al que se atreve a cogerlo. Y si siempre es peligroso, en vísperas electorales se pone al rojo vivo. Quizá sea ésta la causa por la que el Gobierno ha evitado pronunciarse de nuevo hasta 2005.
Mientras tanto, insiste en que la regulación de los horarios comerciales está en manos de las diferentes comunidades autónomas. La realidad demuestra que hay regiones más liberales o aperturistas, como Madrid, y otras más restrictivas, como Cataluña, donde el pequeño comercio tradicional es una importante fuente de votos. El candidato socialista a la presidencia de la Comunidad madrileña, Rafael Simancas, se ha mostrado partidario, no sólo de no ampliar, sino de reducir, la apertura en domingos y festivos.
En el fondo del problema subyace la lucha entre el pequeño comercio y las grandes superficies de distribución, pero el sector más beneficiado, el que más ha crecido en los últimos años, es el de los supermercados. Estas fuerzas en juego no deben olvidarse del factor fundamental en la actividad comercial: el cliente.
Ninguna de las partes en litigio tiene toda la razón, pero todas tienen razones respetables. Frente a la tesis de que a mayor libertad, mayores beneficios para el cliente, está la postura del pequeño comercio que, hoy por hoy, tiene grandes dificultades para competir en igualdad de condiciones. Desde la Administración se argumenta que la reforma aperturista de 2000 ha producido 125.000 empleos, de los que 120.000 corresponden al comercio minorista.
En teoría, el pequeño comercio, los supermercados y las grandes superficies de distribución pueden y deben convivir. Así ocurre en todo el mundo. Los pequeños necesitan estímulos y ayudas para reestructurar su negocio, y conseguir, a través de la unión, una reducción de costes que ya tienen los grandes por el volumen de sus compras. El diálogo entre todos es necesario, y la creación del Consejo de Comercio en CEIM, donde se sientan grandes y pequeños, es un paso adelante.