PREMIOS EXITOS

Mucho más que ladrillos

Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
El 10 de junio de este año de gracia de 2003, en el matritense barrio de Vallecas, en el moderno hemiciclo de la Asamblea autonómica que preside el bello mural de Lucio Muñoz, justo a las diez de la mañana, el sector inmobiliario se convertía por méritos propios de los señores diputados en protagonista de la historia de España, sólo comparable –si tomamos al pie de la letra las palabras del líder de la oposición- al frustrado golpe militar que intentaron el 23 de febrero de 1981 el general Milans del Bosch y el teniente coronel Tejero.

El ladrillo, como de forma despectiva e intencionadamente culposa, le han llamado desde entonces varios responsables socialistas, era acusado de romper las reglas de la democracia, abortar el cambio de gobierno que había salido unos días antes de las urnas, y propiciar que dos diputados del PSOE rompieran la disciplina de voto y dejaran al candidato Rafael Simancas compuesto y sin sillón presidencial.
Cuatro meses más tarde toda una atareada y ferragostina Comisión de investigación se iba a casa sin solucionar nada; los partidos políticos quedaban con su imagen hecha añicos, el motor de la economía madrileña se paralizaba por la ineficacia administrativa y la falta de un Ejecutivo capaz de tomar decisiones, y una densa niebla de sospechas y corrupciones se entrelazaba merced a muchas y muy desafortunadas declaraciones con una sostenida, continua y veloz carrera de los precios de las viviendas.
Por si hiciera falta más sal en la herida económica, el nuevo gurú económico de Rodríguez Zapatero, atacaba la política económica del PP con los mismos argumentos y parecidas palabras: Rodrigo Rato había utilizado el “ladrillo” para mantener el desarrollo económico de los gobiernos de Aznar, se había creado una burbuja inmobiliaria, y en caso de estallar ésta, se llevaría por delante a medio país. Otra vez se unía el sector a los peores augurios, tan de forma injusta, inoportuna y falaz como en los estertores de la Primavera.
El sector inmobiliario, junto a la construcción, el urbanismo y el medio ambiente por supuesto que es el motor económico de estos años, al igual que lo ha sido en Estados Unidos, con el que tiene bastantes puntos de semejanza, y cómo han querido y buscado que lo fuera nuestros vecinos europeos. Genera actividad, crea puestos de trabajo, desarrolla otros sectores y produce riqueza, por más objeciones que puedan ponerse y correcciones que deban hacerse. El ladrillo y lo que significa pertenece al siglo XIX y no al XXI. Los políticos de cualquier color no lo han abordado con seriedad, ni se han preocupado de preguntar a los suyos a pie de Ayuntamiento o Comunidad Autónoma. Es un gran saco en el que bucean muchas manos, ni de santos, ni de diablos. Es más visible y más recurrente cuando llegan las campañas electorales o cuando se tienen que cuadrar las cuentas deficitarias de las Administraciones públicas. Querer por errores propios convertirlo en el asno de Balaan es imitar al propio asno.