FIRMAS

Los colores del 2 de mayo

Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
Festejar el 2 de mayo en la plaza de Manuela Malasaña como hizo el socialismo madrileño es un error político del que Tomás Gómez debe estar arrepintiéndose junto a las dos ministras que le acompañaron y las seiscientas personas que asistieron.

Aprovechar los deseos de marcha de un consejero, la dimisión no cubierta de otro y los rumores “europeos” de un vicepresidente para matar tres pájaros de un tiro, y además vender ante los ciudadanos un modelo de austeridad en tiempos de crisis, es todo un ejemplo de virtud práctica en la política del que Esperanza Aguirre se siente más que satisfecha. Tal vez por esas dos formas de entender la relación institucional, por un lado, y la partidista, por otra, las encuestas dicen que a estas alturas y con todo lo que está cayendo sobre el PP madrileño entre “gurteles” y “correas” la presidenta y su partido volverían a ganar las elecciones con mayoría absoluta y el PSM a perderlas.

La presidenta madrileña está condenada a repetir como candidata de los populares en el 2011, al igual que su compañero y adversario el alcalde de la capital. Los dos, al igual que otros líderes de su partido entre los que hay que colocar a Rodrigo Rato y a Francisco Camps, “necesitaban” el hundimiento de Mariano Rajoy para poder lanzar sus candidaturas, pero hete aquí que el político gallego ha pasado con nota los dos primeros exámenes, el de las elecciones autonómicas en Euskadi, donde alcanza más poder que nunca pese a bajar en escaños con la dirección de Basagoiti; y Galicia donde ha vuelto al Gobierno de la mano de Núñez Feijóo. Le queda el tercer examen, el de las europeas del 7 de junio, y todo le sonríe: puede ganar con comodidad y presumir de que es su primera victoria nacional frente a Zapatero. Así las cosas y pese a su floja imagen en las encuestas –dentro y fuera del PP– la pregunta: ¿quién se pondrá a moverle la silla a Mariano?, sólo tiene una respuesta: nadie.

Existen muchas conspiraciones de salón y muchos rumores de salón en la Villa y Corte, lugar de conciliábulos por antonomasia, pero la realidad es tozuda: ni los escándalos de presuntas corrupciones en su partido, ni todos los datos publicados sobre el tesorero Bárcenas y el casi ya ex-eurodiputado Galeote, ni las sordas peleas en la sede de la madrileña calle Génova, ni las diferencias con José María Aznar tienen fuerza suficiente para cerrarle el paso a su tercera presencia en las urnas encabezando las listas del PP. Rajoy está cumpliendo con todos los sambenitos buenos y malos que le atribuyen, y hasta es posible que no sea capaz de ganarle unas elecciones a José Luís Rodríguez Zapatero, pero es posible que el líder del PSOE las pierda si la crisis económica se mantiene. Rajoy está dispuesto a esperar lo que haga falta: a disfrutar con cada paso adelante, y a mirar hacia otro lado con cada paso atrás.

Si en el Partido Popular los nombres y las posibilidades de cada uno de ellos parecen claras, en el PSOE no ocurre otro tanto. Tomás Gómez es una apuesta directa del presidente Zapatero. En él y en Leire Pajín tiene el secretario general del PSM a sus mejores defensores. Sigue sin ser muy conocido en la Comunidad pese a lograr como alcalde de Parla los mejores resultados de toda España hace dos años, necesita nuevas palancas para estar al nivel de Aguirre y un buen compañero o compañera de cartel que se enfrente a Ruíz Gallardón, con o sin Olimpiada por medio. El quería que en este otoño su partido eligiera ya a esa persona pero andan remolones en la calle Ferraz, que es donde está la potestad última del nombramiento.

En el camino se encuentra con el handicap de no estar en la Asamblea regional y tener que dejar en manos de Maru Menéndez la labor de oposición parlamentaria. Lo compensa con declaraciones continuas en los medios y con un excelente director de comunicación, con experiencia sobrada y muy respetado entre lo profesionales como es Eduardo Sotillos. Debe mejorar y mucho en sus relaciones con los alcaldes socialistas de la región, con los que ha tenido más de un encontronazo, y manejar mejor los tiempos institucionales: hacer oposición y dura es una cosa, y hacer dejación de algunos deberes autonómicos es otra. Y debería poder enfrentar al equipo de Aguirre, otro “gobierno en la sombra” en el que los ciudadanos viéramos no sólo un programa, también las personas que lo llevarían a cabo. Claro que en esto se parece a Mariano Rajoy en su confrontación con Rodríguez Zapatero.

Los madrileños, al igual que el resto de los españoles, tenemos por delante un calendario maldito, lleno de urnas: en 2010 deben celebrarse los comicios en Cataluña, con el PP de Alicia Sánchez Camacho “haciéndole” guiños a los convergente de Mas y Duran Lleida para arrebatarle al PSC la Generalitat y la alcaldía de Barcelona; en 2011 tendremos elecciones autonómicas en trece Comunidades y las elecciones municipales en toda España; en el 2012 habrá elecciones generales y elecciones en Andalucía; y ya en 2013, de nuevo, elecciones en Euskadi y Galicia. Todo un despliegue de intereses políticos, partidistas y personales que ponen de relieve una vez más y van mil la necesidad de organizar las urnas de otra manera, con tiempo para gobernar y trabajar. Y eso me lleva a recordar que algunos cambios constitucionales están pendientes y que una reforma de las leyes electorales sería saludada con varios vivas por parte de los sufridos votantes y ciudadanos.