Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
Los resultados que han presentado constructoras e inmobiliarias manifiestan que la crisis se ha instalado definitivamente en estos sectores, aunque con un mayor peso en las segundas. La construcción mantiene el tipo en sus resultados aunque su nivel de endeudamiento ha crecido considerablemente. Los escasos beneficios en las inmobiliarias se han tornado en pérdidas que lastran de manera importante su actividad futura. El ejercicio 2008 ha sido el año de la refinanciación de las respectivas deudas de las empresas que comprometían seriamente su continuidad. En el caso de algunas inmobiliarias ha provocado una redistribución del capital y la entrada de las entidades financieras en el control de sus consejos de administración.
Existe la incertidumbre en el sector inmobiliario sobre si 2009 será una continuación del ejercicio anterior o si se puede producir una inflexión y una cierta recuperación. Hay muchas empresas que, en principio, se conformarían con que la situación no fuera a peor. Los más optimistas apuestan por una recuperación a partir del segundo semestre. Dicha recuperación no se producirá si no se reactiva el consumo, si la situación general de la economía no mejora, si el paro sigue creciendo y si las entidades financieras no vuelven a inyectar crédito para la compra de vivienda.
No vamos a dar lecciones desde aquí a las empresas sobre qué deben hacer para salir de la crisis. Pero sí creemos conveniente que las empresas pongan los pies en el suelo, analicen con frialdad la situación y afronten el futuro con realismo. Es necesario aprender de los errores y tomarse esta crisis, los que puedan, como una oportunidad. Y hay que volver al pasado para recuperar las antiguas técnicas de comercialización. Hay que hacer una política comercial que olvide la venta sobre plano y el “despacho” de pisos.