La guerra del gas o todos mienten
Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
El conflicto del gas entre Rusia y Ucrania, que ha afectado duramente a gran parte de Europa, pero con especial dureza a la zona centro y oriental, ha puesto de nuevo de manifiesto que Moscú utiliza sus materias primas como arma de presión política y chantaje hacia el Viejo Continente. Pero tampoco ha dejado bien parados a los oligarcas ucranianos, que utilizan los aparatos del Estado para su único provecho y se mueven como pez en el agua en un capitalismo local de corte mafioso. Los dirigentes ucranianos no han abordado las reformas energéticas que necesita el país y la política pro-occidental del presidente Viktor Yúshenko empeora el distanciamiento con Rusia.
Y Moscú no está dispuesta a aflojar las tuercas sobre un país económicamente asfixiado y en manos del Fondo Monetario Internacional (FMI) y políticamente débil y dividido entre un Oeste proruso y un Este a favor de Occidente. La crisis también ha demostrado una vez más la escasa capacidad política que tiene la Unión Europea (UE) para hacer frente a la prepotencia rusa. Según fuentes oficiales rusas, fue Vladimir Putin quien dio la orden al presidente de la empresa estatal Gazprom, Alexei Miller, de cerrar el suministro de gas a Ucrania.
Moscú tomó esta decisión para impedir el “robo” de gas ruso por parte de Kiev, una acusación que los ucranianos rechazan. Moscú asegura también que Ucrania cerró los cuatro gaseoductos que transitan hacia el Viejo Continente. ¿Quién dice la verdad?, se preguntan muchos observadores. Lo más probable es que las dos partes mientan, o no digan toda la verdad.